Un berciano, condenado por falsear el voto por correo en el Real Madrid

Culpable de ‘falsedad documental continuada’. Ese es el delito que asume haber cometido el berciano Alberto Villaverde en el proceso electoral a la presidencia del Real Madrid celebrado en el año 2006 y que le acarrea una condena firme de 15 meses de prisión.

Una condena que pone punto y final a un proceso judicial que ha durado nueve años y que ha puesto los focos en las luchas de poder existentes entre los factores económicos más importantes del país por hacerse con el control del club de Concha Espina. Un proceso, un fuego cruzado, que ha cogido en medio al integrante de la Peña Madridista del Bierzo, al ser acusado por la candidatura de Ramón Calderón de haber falsificado documentación en favor de la candidatura que encabezaba el empresario Juan Miguel Villa Mir.

En aquel momento, el candidato Calderón consiguió que la jueza Milagros Aparicio invalidase en torno a diez mil papeletas remitidas a la Junta Electoral vía correo, limitando el proceso electoral a los resultados del voto presencial. Unos resultados que proclamaron presidente a Ramón Calderón —que luego tendría que dimitir al descubrirse irregularidades en una de las asambleas de socios que presidía—, que se sirvieron de antesala para que se diese continuidad al proceso abierto para investigar el citado voto por correo.

«En esas elecciones aporté más de 300 votos, de los que luego, por unas cosas u otras que sin duda habrían salido a la luz en el juicio, 24 dijeron que yo había cambiado el sentido de su voto, cuando no es verdad», apunta Alberto Villaverde, quien responsabiliza de la ‘caza de brujas’ que lleva soportando desde hace casi una década a uno de los ‘hombres de confianza de Calderón’, Antonio Carrascosa, que ha ejercicio en todo el proceso la acusación particular, reclamando para Villaverde más de dos años de cárcel.

Sin embargo, la sentencia del Juzgado de lo Penal número 5 de la capital de España ha condenado al madridista berciano a una pena de quince meses, «es la condena más leve que podía imponerme por ese delito», segura Villaverde, lo que le exime de entrar en prisión.