Diario de León

El vivero de la Ciuden llevará a Ponferrada helechos que tienen 300 años

Ciuden Vivero musealiza en Ponferrada la mayor concentración de helechos arborescentes de España, con especies únicas de 300 años y siete metros de altura.

Los helechos como árboles son espectaculares, se encuentran en el vivero de Pobladura y se trasladarán en breve a Ponferrada.

Los helechos como árboles son espectaculares, se encuentran en el vivero de Pobladura y se trasladarán en breve a Ponferrada.

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MANUEL FÉLIX | PONFERRADA
Ponferrada

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No existían ni los dinosaurios, ni los mamíferos. Ni tan siquiera las aves, que llegaron después. Con todo, los científicos calculan que hace la friolera de 300 millones de años había helechos arborescentes de gran tamaño sobre el incipiente proyecto de la faz de la tierra.

Vivían especies vegetales de este tipo de helechos, como la Dicksonia o la Cyathea. Fue en el remoto período carbonífero; una época en la que se gestó el carbón que hoy cada vez menos se consume en las centrales térmicas del Bierzo.

Ese tipo de Dicksonia es la que en unos días dotará de los primeros contenidos al Museo Nacional de la Energía de Ponferrada. Los helechos, únicos por sus peculiaridades, se encuentran ahora mismo en las instalaciones de Pobladura de las Regueras (Igüeña), en Ciuden Vivero. Son los herederos del carbonífero y hoy cuentan con la nada despreciable edad de tres siglos de vida, y con una altura imponente de siete metros.

La colección de estos helechos —frágiles y quebradizos—están hechos árboles a base de mimo científico y extremados cuidados. Fueron comprados por la Ciuden en Nueva Zelanda, Australia, Argentina y en algún remoto lugar del oriente asiático. Hoy, suponen para el Bierzo el poder albergar la mayor concentración de helechos arborescentes de toda España.

Hay alguno en el botánico de Gijón y muchos recordarán aquellas plantas llamativas de la estación ferroviaria de Atocha, en Madrid. Pero, nada que ver con lo que en unos días se podrá ver en la capital berciana.

Luis del Riego es el director del centro Ciuden Vivero. Ha trabajado en este proyecto desde sus orígenes. En septiembre de 2011 llegaban a Pobladura de las Regueras los ejemplares de helechos transportados desde las antípodas. Los más grandes llegaron de Nueva Zelanda y Australia; los más chicos de sudamérica. Se compraron para la proyectada y de momento fallida cúpula con la que se pretendía recrear el Bosque del Carbonífero, de la Ciuden. El mismo bosque que hace millones de años quedó sepultado en el Bierzo y dio origen a los ricos filones de antracita.

Se trajeron 24 ejemplares de Dicksonia Antarctica. También seis de la variedad Cyathea Arborescente y otras 34, más pequeñas. El viaje al Bierzo de estas plantas duró tres meses, dentro de un contenedor climatizado, en la bodega de un barco.

La idea inicial era que se aclimatasen en el vivero de Pobladura a lo largo de un año y medio, hasta que se inaugurase el Museo del Carbonífero. Pero en España estalló la crisis económica y todo el plan se ha ido retrasando hasta que en unas semanas finalicen las obras del Museo Nacional de la Energía.

«Calculamos que en este mes se trasladen a Ponferrada y estamos ahora mismo preparando el operativo», expresa Luis del Riego.

Durante este impás de cuatro años, los técnicos de Ciuden Vivero han hecho un trabajo de reproducción y mantenimiento de los helechos. «Aprendimos a mantenerlos, porque en España había poca gente que supiera mantener este tipo de especies; fuimos trabajando sobre la marcha y con el asesoramiento de algún experto», cuenta el director del centro berciano.

En el 2013, ya afianzados con la especie, comenzaron con un programa de cultivo de estas plantas, a partir de la espora de la treintena de ejemplares importados. Son piezas delicadas, unas especies más que otras. Por eso, en términos generales, en el invernadero han tenido que mantener una temperatura mínima de 5 grados y una máxima de 25. (Como referencia, en Pobladura han llegado a registrarse no hace mucho tiempo 16 grados bajo cero en el exterior del vivero de atmósfera controlada). Además, es preciso mantener en su hábitat una humedad ambiental del 70%.

La ingeniería genética no tiene límites y podría crearse una planta nueva. Luis del Riego dice que es posible, pero admite que llevan muy poco tiempo como para que algo así pudiera darse. Cuenta que hay especies que son más exitosas que otras a la hora de reproducir. «Hay una muy concreta, que se llama Smite, que es especial porque vive muy cerca de las zonas glaciares. Tenemos aquí un ejemplar, pero de ése no hemos sido capaces de reproducirlo; es muy delicado para reproducirlo», señala Del Riego.

Eso sí, estuvieron dos meses realizando prueba-error en laboratorio hasta que lograron reproducir los primeros helechos herederos del carbonífero. Y a partir de ahí han ido perfeccionando la técnica. Cuentan con muchos problemas de esterilización, por flotar en la atmósfera esporas locales. El caso es que hoy, quien quiera comprar una dicksonia que vino del carbonífero, lo puede hacer por 15 euros. La vende Ciuden-Bierzo.

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