Diario de León

«¡Que traigan niños payos!»

Ni las madres ni la dirección del colegio La Puebla, convertido en un gueto, quieren que se cierre el próximo curso Alumnos gitanos de IES de Cacabelos motivan a los pequeños.

Saúl y Josúé, con las tarjetas donde los alumnos de La Puebla escribieron lo que quieren ser de mayores. L. DE LA MATA

Saúl y Josúé, con las tarjetas donde los alumnos de La Puebla escribieron lo que quieren ser de mayores. L. DE LA MATA

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

C. FIDALGO | PONFERRADA

Las hermanas Jiménez, que siempre han matriculado a sus hijos en el colegio La Puebla de Ponferrada, donde los 32 alumnos que estudian este curso son de etnia gitana, tienen clara cuál es la mejor solución para que el centro deje de ser un gueto. Y no pasa por el cierre. «¡Que traigan niños payos!», decían ayer Sonia. «Lo que queremos es que se mezclen los payos con los gitanos», apostillaba su hermana Nina.

Y lo decían en los pasillos del centro, mientras los 32 niños matriculados en el colegio, reunidos en la biblioteca junto al equipo de profesores y algunos padres más, escuchaban a tres alumnos del instituto Bergidum Flavium de Cacabelos, que participaron ayer en una jornada organizada por el Equipo de Orientación Educativa y Psicológica de Ponferrada y el Secretariado Gitano —más de uno entre la comunidad educativa opinó que demasiado tarde— para motivar a los pequeños y que no abandonen los estudios cuando crezcan.

Se lo contaba Josué, estudiante de 18 del instituto cacabelense, que quiere labrarse un futuro en la gestión administrativa o en la Guardia Civil y contó, orgulloso, que con el apoyo de sus padres y de sus profesores están abriendo camino. «Sería el primer gitano de Cacabelos que sacaría el Bachiller», les dijo a los niños de la Puebla, que le escuchaban en silencio y después rieron con sus ocurrencias cuando les proyecto un cortometraje casero que resultó premiado en un concurso local en su pueblo. El título, «El último superviviente», parecía otra metáfora.

«Estudiar es bueno para los gitanos», había comenzado diciéndoles a los niños Josué. «Es preferible que esté en el instituto y no en el mercado. Allí no hago nada», continuó. Y estudiar, les insistió, «no significa que vayamos a perder la raza gitana o que nos apayemos. ¡Tengo sangre gitana!», añadió.

En el pasillo, y mientras Josué le cedía la palabra a sus dos compañeros de instituto, Sandra y Saúl, las hermanas Jiménez tenían claro lo que quieren para sus hijos. «Que se relacionen también con los payos».

La actividad, que ocupó toda la mañana, y se realizó en presencia de profesores, se llevó a cabo en un momento en que la Consejería de Educación ha adelantado que estudia cerrar La Puebla a partir del próximo curso para que los alumnos tengan que matricularse en otros centros cercanos y evitar que el colegio siga siendo un gueto, según ha denunciado el Procurador del Común en una resolución que ha dado visibilidad a un problema que se viene arrastrando desde hace años.

La directora del colegio, Elisa González, no ocultó su pesar ante la posibilidad de que el centro, abierto en 1979 y que llegó a tener setecientos alumnos, cierre el próximo curso. «Sería una pena», le decía a todo aquel que le preguntaba. Y recordaba los tiempos en los que en La Puebla estudiaban gitanos y payos.

tracking