Diario de León

ANTOLÍN DE CELA RECTOR DE LA ENCINA

«No se debe de olvidar incentivar la cultura hacia lo más noble, el espíritu»

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

M. F. | Ponferrada

A Antolín de Cela, a Don Antolín , como le conocen cariñosamente en Ponferrada y en el Bierzo, le llueven los premios. Éste es por su labor cultural.

—¿Cómo afronta en este caso el reconocimiento de una institución cultural como es el IEB?

—Pues como un gesto agradable par mí. Son ya 38 años en el Instituto y al final, que una entidad importante para el ámbito de la cultura se acuerde de mi, es importante.

—¿Y qué ha hecho en el Instituto de Estudios Bercianos? porque también le ha premiado la ciudad de Ponferrada.

—Me dan un premio por mi tarea en el Instituto. El de la ciudad ha sido otra cosa. Entiendo que ahora me dan un premio por mi tarea cultural en esta asociación, importante en la ciudad y a la cual me he visto vinculado.

—Un trabajo el suyo vinculado a la historia, la música, su labor como docente y religioso ...

—Yo vine a Ponferrada en el año 1976. Venía del Barco de Valdeorras.

—Del instituto de enseñanzas.

—De dar clase de Religión, de haber hecho un coro y una rondalla. Y aquí me nombraron como organista y profesor de Religión del instituto Gil y Carrasco.

—Era muy joven y con aficiones musicales.

—Sí, en aquel tiempo era una maravilla poder conectar con el Aula estaban de la Puente, del IEB. Nos complementábamos mutuamente. El Aula era una asociación musical que estaba regentada entonces por Jesús López Lemos, Ramiro Seco, Faustino Martínez y Enrique Belzuz. En vez de legalizarse como asociación musical lo que hizo fue pegarse al IEB, que ya estaba legalizado en sí mismo y mantener actividades desde allí.

—Llegaron a publicar el Cancionero Berciano.

—Sí, para el que trabajó Amador Diéguez Ayerbe. Conquistamos a don Federico Fernández Luaña para que transcribiera las piezas musicales, promovimos conciertos de música, con solistas, quintetos, orquestas de cámara, incluso trajimos alguna orquesta sinfónica a la basílica de La Encina. Cerca de diez al año. Eran únicos y llenos de gente siempre.

—No había conservatorio.

—No, no lo había. Las cajas de ahorro no funcionaban con asociaciones culturales. Compramos un piano de media cola en Madrid porque no había ninguno digno en la ciudad. Incluso requerir al Ayuntamiento de la época para que solicitase una casa de la cultura, que más tarde llegó a edificarse.

—De aquella ya se olieron el talento de Halffter.

—En 1980 se celebró el 50 aniversario de don Cristóbal Halffter. Creímos que los cincuenta años para un músico era un momento de madurez, que señalaba la importancia de un músico que componía sus piezas en nuestro territorio. Publicamos un libro y don Emilio Casares, que era catedrático de la Universidad de Oviedo, fundamos un concurso internacional de órgano, que va a cumplir este año 37 ediciones. Vino de jurado Tomás Marco, Carmelo Bernaola, Ángel Barja, José María Álvarez; críticos musicales como Enrique Franco, que trabajaba para El País, o Ramón González de Amezúa.

—¿Hacia dónde cree que debe tender el IEB?

—Creo que lo hacen bien. Mantiene una página interesante, por la que avisa a sus integrantes de los actos. Complementa muy bien con la otra fundación que lleva la basílica, Fundación Ana Torres Villarino. En sus publicaciones de investigación la revista Bierzo y en sus publicaciones y actividades de rehabilitación, como son San Pedro de Montes o los albergues de peregrinos o la iglesia del Carmen o San Andrés, que se restauró totalmente, que estaba a punto de ruina. El IEB siempre ha puesto en solfa toda la actividad cultural. Es bueno que no se olvide de incentivar la cultura hacia lo más noble, el espíritu.

tracking