Diario de León

reconocimiento a una afición

Escarapelas mundiales a las dos mejores plumas

El canaricultor Óscar Vega, nacido en Lillo del Bierzo, se proclama campeón del mundo de ornitología en las categorías de fauna europea y exótica que se celebra en la localidad almeriense de Roquetas de Mar.

Óscar Vega posando con uno de los campeones en el certamen mundial celebrado en Almería. DL

Óscar Vega posando con uno de los campeones en el certamen mundial celebrado en Almería. DL

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León

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j. c. f. | Ponferrada

Entre las más de 26.100 aves, de las más variadas especies y colores, que se han dado cita a lo largo de esta semana en la localidad almeriense de Roquetas de Mar, dos de ellas, cuidadas por manos bercianas, se han hecho acreedoras de la escarpela de Campeonas del Mundo de Ornitología, al ser consideradas por el jurado como los mejores ejemplares presentados en dos de las modalidades en las que se dividió el certamen internacional. Dos pájaros criados por Óscar Vega, originario de Lillo del Bierzo y al que su profesión —es militar de carrera— le llevó a un destino en Almeria, a donde también trasladó su pasión por las aves. «Ya de pequeño, con mi hermano Roberto íbamos por Lillo buscando niños y criando pájaros», recuerda Óscar.

De criar pájaros en la pedanía faberiense a ser campeón del mundo por partida doble. Un camino en el que, según reconoce Óscar Vega, «la paciencia y la constancia», han sido los elementos fundamentales.

Dos aspectos que le han llevado a coronarse como campeón en la cita almeriense en las categorías fauna europea con un ejemplar de pardillo sizerín —mutación bruno-pastel— y fauna exótica-americana con un ejemplar de cardenalita de Venezuela —mutación bruno—, aunque reconoce que su fuerte son los canarios. «Crío muchas especies diferentes, ya que mi aspiración en este mundo es llegar a ser juez, y para eso, cuantas más especies conozcas, mejor», reonoce.

El jurado de este campeonato del mundo ha elegido los ejemplares presentados por Vega en base a una tabla de criterios entre los que figuran la pureza del ejemplar, el color, la forma o el ‘saber estar’ — «el que se deje ver, más opciones tiene de ganar. La tranquilidad es fundamental»—.

Casado y con dos hijas — «mi mujer es más de gatos que de pájaros»—, reconoce que llegar a la cima en esto de la ornitología «da mucho trabajo. Requieren mucho cuidado. Por ejemplo cualquier pluma que se rompa en los días previos al concurso te arruina el trabajo de meses de preparación». Un proceso que arranca cuando los ejemplares, prácticamente acaban de romper el cascarón. «De pequeños los vas seleccionado eligiendo unos para el concurso y otros para la cría,...».

Esta pasión por las aves ha llevado a este berciano a habilitar en la terraza de su domicilio un criadero en el que tiene más de un centenar de parejas. «¿Si es rentable? Mucho beneficio no da. Yo más que venderlos, lo que hago es cambiarlos por aquello de la consanguinidad», asegura este criador de campeones.

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