Antonio Rey Pérez: Todo un carácter

N unca es momento de despedir a un amigo. Menos aún, a un amigo con el que has tenido la oportunidad y la suerte de trabajar casi cuarenta años, o sea, prácticamente una vida laboral.

Claro, que eso sería una vida laboral normal, porque la de Antonio Rey se sale abiertamente de lo común. Basta con hacer un breve repaso de su hiperactiva vida en esos cuarenta años, que le llevó a Suiza para analizar nuevos negocios, regresando como Agente de Seguros para, poco después y al hilo de una de las múltiples crisis que ha vivido la minería del carbón iniciar una aventura como empresario minero que discurrió desde el arriendo de una pequeña mina recién cerrada hasta convertirse con Antracitas del Bierzo y Minas y Energía en el número uno indiscutible del sector en la década de 1980.

Un impulso empresarial que lejos de agotarse en una actividad tan absorbente como el carbón, le permitió capitanear la compra del Diario de León y, desde éste, la prensa del movimiento en la provincia -Proa-, para luego vender y crear La Crónica de León.

Y desde el mundo de la comunicación a la política, como alcalde de Bembibre durante algo más de dos legislaturas, dejando una impronta que hoy hemos podido ver en las opiniones de muchos ciudadanos por la radio.

Y desde la política, nuevamente el empresario empieza a fabricar bicicletas y, siempre explorando nuevas actividades, a punto estuvo de montar una industria de fabricación de combustibles derivados del reciclado de neumáticos fuera de uso.

Todo ello sin olvidar que, antes de irse a Suiza, había sido minero profesional hasta que la silicósis le retiró a finales de los setenta del siglo pasado.

Una silicosis que durante los últimos veinte años lo ha perseguido, sin conseguir impedirle que siguiera dedicado permanentemente a su mayor afición: la minería.

Anteayer todavía, ingresado, proyectaba la puesta en marcha de una explotación carbonífera con todo detalle.

No parece que sea buen momento para la minería del carbón, cuando personas con esa raza empresarial y con esa afición al emprendimiento, no han podido evitar la triste decadencia que ha traído a este sector la política de los últimos gobiernos.

Hay que lamentarse por ello, ya que nos va mucho en el envite y nuestra Comarca no tiene tiempo que perder si quiere recuperar su época de líder de las iniciativas y motor económico de la provincia.

No podemos recuperar a Antonio Rey por más que quisiéramos, ni siquiera curvando el espacio tiempo. Pero sí que podemos recordar su ejemplo y su fuerte carácter -vaya si era fuerte-, para trabajar por nuestra tierra y evitar su inexorable despoblación. Es el mejor tributo que se puede dar al amigo y a quienes como él han trabajado con ese afán.