Los primeros ‘brotes verdes’ se hacen visibles en Fabero

j. c. f. | Ponferrada

Antes de que el incendio que está asolando la Tebaida saltara a la cabeza de la lista negra de siniestros que han arrasado o están arrasando los montes de la comarca, ese lugar de ‘privilegio’ estaba ocupado por el registrado el 12 de septiembre en los montes de Fabero, Páramo, Candín y Peranzanes. 2.665 hectáreas de monte que en un par de jornadas se tiñeron de un negro y una desolación que todavía tardará años en borrarse de esas laderas. Un siniestro, el más importante de los declarados en 2016 en toda Castilla y León, que obligó la Consejería de Medio Ambiente a articular medidas de emergencia para adelantar en la restauración forestal y medioambiental de la zona.

Siete meses después, y pese a que las condiciones climatológicas no están siendo especialmente propicias para ‘quemar etapas’ hacia un adelanto de esa recuperación, los primeros efectos de los trabajos que está desarrollando la empresa Tragsa ya son «aunque incipientes, visibles».

«Estos días de la Semana Santa se realizó una ruta que todos los años se acerca a la zona de los depósitos y la gente ha podido ver que los trabajos avanzan. Se está recuperando, poco a poco, pero ya se puede ver cómo está saliendo algo de verde donde antes todo era negro. Es un trabajo de años, pero se ve una ligera mejoría», señala la regidora de Fabero, Mari Paz Martínez Ramón.

Un leve mejoría en la que, tal vez la noticia más halagüeña sea la ahora ya más previsible recuperación del bosque de lauriselva –un espacio verde, que junto a los que se localizan en Canarias era único en Europa—. «Está brotando otra vez», señala Ramón, quien confía en que buena parte de los ejemplares se puedan recuperar y los que no lo hagan puedan ser sustituidos por la Junta. «Ya nos tranquilizaron en su día diciéndonos que en Valladolid disponían de semillas de toda las especies autóctonas de la Comunidad, que aguardásemos a ver cómo evolucionaba, que sino lo recuperarían».