EL FUTURO DE LA MINERÍA ■ EL CARBÓN EN EL PUNTO DE MIRA
La UE plantea más restricciones en las emisiones de las térmicas
Los documentos Bref aprobados en abril rebajan los valores de NOx y el el SO2 entre un 25 y 35%.
j. c. f. | Ponferrada
«Compostilla quiere ir más allá de las DEI —Directiva de Emisiones Industriales, aprobada por la UE en la que se establecen los valores máximos en emisiones de SO2 (dióxido de azufre) y NOx (óxidos de nitrógeno)—, y quieren ir a algo que se llama documentos Bref». Así lo desvelaba la pasada semana el director general de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León, Ricardo González Mantero para describir la situación en la que se encuentra la negociación para que la térmica de Compostilla adapte sus grupos y continúe quemando carbón más allá de 2020.
Una adaptación por la que aboga Endesa para su térmica de Cubillos del Sil después de que la Comisión Europea aprobase el pasado 28 de abril el texto definitivo de esas conclusiones Bref (Best Available Technology Reference - Mejor Técnica Disponible) y que será de obligado cumplimiento (en cuanto a valores máximos de emisiones) en un plazo máximo de cuatro años desde su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea. Una circunstancia que el sector prevé que se produzca para después del verano.
Un nuevo golpe al sector que desde la entrada en vigor del PNT para la adaptación de las centrales térmicas a la DEI estaba investigando distintas fórmulas de combustión (diversos estudios apuntan a experiencias con la disminución del exceso de aire, reducción del precalentamiento del mismo,...) para abaratar la inversión que deberían realizar en sus instalaciones para alcanzar esos primeros límites, y que ahora se complica más al rebajar, todavía más, los valores permitidos (con fecha de aplicación en 2021).
Si la DEI establecía, en el caso de las emisiones de dióxido de azufre, valores máximos de 200g/kwh anuales, este nuevo documento rebaja esa cifra en un 35%, dejando esas emisiones en una horquilla de 10 a 130. La situación de la emisión de óxido de nitrógeno es similar. En este caso la reducción es del 25%, pasando de 200 g/kwh anuales al rango de 65/150.
En la emisión de este tipo de valores, la central térmica de Compostilla II, según su declaración ambiental de 2016, se encuentra en niveles muy superiores (rondando los 500), que se habrían logrado mitigar en parte con las técnicas experimentadas—algo que a la vez que reduce las emisiones, también bajaría el rendimiento—, pero no lo suficiente. Es en este punto donde la dirección de la eléctrica habría apostado, en el caso de invertir, asegurarse más años de vida de la central, con lo que la inversión sería mayor (en torno a 170 millones de euros). Inversiones que se deben aprobar por la dirección y que estarían supeditadas a la presentación de un plan de amortización de la inversión (a largo plazo), y en este escenario estarían jugando un papel importante tanto las restricciones actuales, como la futura revisión de los documentos Bref, cuya actualización se ha fijado cada ocho años.