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El tren turístico del valle del Sil tiene muchos predecesores que han supuesto un revulsivo incuestionable para sus territorios. En Utrillas (Teruel), el turismo se ha incrementado en más de un 400%; en el Alt Llobregat, el Tren del Ciment atrajo a más de 25.200 turistas en 2017; en Azpeitia (Guipúzcoa), la visitas rondan las 15.000 anuales y, en el tren minero . de Samuño (Asturias), viajaron más de 20.000 personas el pasado verano.

Ponferrada

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El Tren Minero de Utrillas (Teruel), el Tren del Ciment del Alt Llobregat (Barcelona), el ferrocarril de ascendencia británica de Riotinto (Huelva), el tren de vapor de Azpeitia (Guipúzcoa), el tren del Ecomuseo de Samuño (Asturias) y los ferrocarriles de La Mure y Ardèche, en Francia. Todos ellos son algunos ejemplos de trenes turísticos que, dentro y fuera de España, funcionan y han cambiado por completo el esquema y el pronóstico de los territorios en los que están asentados. Más o menos parecidos al proyecto planteado para recuperar la vida en la vía histórica que separa Ponferrada de Villablino y viceversa, todos confirman que el impacto en el entorno ha sido más que positivo.

En Utrillas, el turismo se ha incrementado en más de un 400% desde la puesta en marcha de un tren turístico que recorre algo más de tres kilómetros entre los dos museos de su Parque Minero. En palabras de la propia concejala de Turismo de este municipio aragonés, Yolanda Luengo, la vida del pueblo y de la contorna cambió con la explotación de un tren que, recientemente, ha sumado algo más de 1,5 kilómetros al recorrido, tras invertir 250.000 euros para recuperar la vía. Y es, que en su caso, la infraestructura había desaparecido por completo y el mayor desembolso se ha hecho, precisamente, para recolocarla.

Además, la apuesta por el proyecto se consolida con la incorporación, a final de año, de una segunda locomotora de cuya rehabilitación se han encargado los participantes en un taller de empleo de diez meses de duración. Desempleados que han dedicado su tiempo y conocimientos a la recuperación de una maquina de 1918 de cuya homologación se ocupa, ahora, la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocaril (Azaft), que se encarga del encendido del tren.

«Lo hemos notado muchísimo en el número de turistas y de reservas en hoteles y restaurantes. Hemos estado cuatro años para poder recuperar el trazado del tren y ha sido un trabajo arduo, pero ha merecido la pena», asegura Luengo, que emplaza a los promotores del Ponfeblino a seguir adelante «sin miedo». «Tendréis éxito, seguro. Es totalmente fiable y va a servir de mucho para subir la población, el turismo y los negocios, porque va todo unido», dice. En los tres días en los que su tren de vapor operó durante la pasada Semana Santa, se contaron más de 600 visitas.

«Por cada euro adicional de gasto, se genera una producción alrededor de dos euros y hay que destacar también la generación directa e indirecta de puestos de trabajo que suponen las inversiones adicionales que se efectúan, de forma periódica, en esta explotación», aseguran fuentes del organismo encargado de la gestión del Tren del Ciment, en Cataluña. «El impacto más significativo que conlleva es la atracción de un gran número de visitantes, ya que la presencia en el territorio no sería tan grande sin la existencia de un reclamo turístico de estas características», añaden las mismas fuentes.

El histórico de resultados del Tren del Ciment en lo que a número anual de visitantes se refiere es significativo como argumento de defensa de la apuesta por el proyecto. Según datos oficiales, el Tren del Ciment registró 25.207 visitantes en 2017. Una cifra que ha ido aumentando progresivamente desde 2011, cuando se registraron 18.006 visitas.

Por su parte, el Parque Minero de Riotinto (Huelva) y su tren británico cerraron el año pasado con la mejor cifra de visitantes de su serie histórica. 90.467 personas pasaron por sus instalaciones, 1.200 más que el año inmediatamente anterior. Los datos acompañan también al ferrocarril minero del valle de Samuño, en Langreo (Asturias). Un tren turístico que ya en su primer año de existencia consiguió superar la cifra de los 30.000 turistas y que el pasado verano, únicamente en los meses de la época estival, superó los 20.000 visitantes, convertido ya en un referente turístico.

Otro ejemplo de éxito está en Azpeitia (Guipúzcoa). Ligado al Museo Vasco del Ferrocarril, en su tren de vapor viajan, al año, del orden de 15.000 pasajeros. Hay que tener en cuenta que, en todos los casos mencionados, el calendario de funcionamiento suele quedar limitado a los fines de semana y ampliado durante los meses centrales del verano.

La involucración decidida de las administraciones y el apoyo de asociaciones ferroviarias y de la propia población de la zona han hecho posible que proyectos como los mencionados se hayan convertido en un polo fundamental de atracción turística y generación de empleo y riqueza. Algo a lo que aspira también el valle del Sil en el Bierzo y Laciana.

Entre uno y 1,5 millones son necesarios para la puesta en marcha del Ponfeblino, un tren turístico de 50 kilómetros ansiado desde hace décadas que, ahora más que nunca, toca de cerca la realidad. Y lo hace porque la Junta de Castilla y León se ha involucrado decididamente en recuperar la concesión de la infraestructura y ponerla al servicio del Consorcio del Ponfeblino. También porque la Asociación para la Reconstrucción y Puesta en Servicio de Material Ferroviario Histórico (ARMF) ha planteado un proyecto de recuperación de los talleres de Villablino para reparar en ellos material ferroviario, así como limpiar parte de la vía para probar las máquinas sobre ella y reparar las locomotoras y material contenido en dichos talleres.

Lo que la ARMF plantea es una iniciativa de ejecución inminente, que sentaría las bases para desarrollar el tren turístico, y está dispuesta a aportar fondos. No en vano, esta asociación ha invertido ya más de 50.000 euros de fondos propios en estudios técnicos y económicos del Ponfeblino, según ha destacado su responsable, Manuel Ramos.