PLENO INTENSO
Lo posible del todo y la nada cotidiana
En la sesión municipal hubo diversión, tensión, suspense, enfados, sospechas y desenlace; como en los sainetes, y con intervención policial.
Los pedáneos intervinieron en el pleno para pedir sentido común. En la imagen el del Montes. ANA F. BARREDO
MANUEL Félix | Ponferrada
Nada y todo puede ser posible en un Pleno de Ponferrada, con siete fuerzas políticas tirando cada una para su lado en el patio del consistorio. Cuatro horas de debate necesitaron los grupos municipales para llegar a ningún acuerdo y devolver todo a la situación de la casilla de partida. A la nada cotidiana del presupuesto. Eso sí, el público, que en un agosto vacacional llenó el salón, pudo experimentar los cambios emocionales de un tobogán desestabilizado por las risas, los cabreos, las decepciones, las vendettas, los elogios y hasta los insultos. Llegó a intervenir la policía municipal apercibiendo a una mujer del público por orden de la alcaldesa.
Hubo diversión, tensión, suspense, enfados, sospechas y desenlace. Como en los sainetes más imprevisibles, con guión improvisado sobre la marcha.
Hasta Tarsicio Carballo se enfadó y pegó un manotazo a la botella de agua que le pusieron encima de la mesa y en la que se podía leer con letras mayúsculas la palabra «León».
La alcaldesa contaba con la ausencia de Ciudadanos. Pero Rosa Luna y su compañera Ruth Santín acudieron. Algunos cuchicheos decía que para «chinchar» y despejar acusaciones de irresponsabilidad. Luna tomó un avión desde el extranjero sólo para desbancar el presupuesto de la alcaldesa del PP y a la vez el presupuesto diferenciado de los bercianistas, de Muñoz y Alonso. Y eso fue así, puesto que la propia Gloria Fernández Merayo se quejó en público de que Luna se fue del Pleno sin despedirse y que poco o nada sabía de su intención de voto a las cuentas antes de la sesión de presupuestos.
El portavoz del PSOE, Olegario Ramón, se hartó de decir que era el Pleno más importante del año, y las ausencias de dos de sus concejales pudieron echar por tierra su propia labor de oposición y argumentario político en contra de estas cuentas, calificadas de engañosas, brindis al sol, nada imaginativas, electoralistas y perjudiciales por encarecer la deuda. Al final, como en las películas, no hicieron falta ni las ausencias.