La muerte de su mujer con alzhéimer
Manuel Bello ha tenido siempre buena salud. Si acaso, comenta su hijo, le afectó la muerte de su esposa hace un par de años. Con ella convivió los últimos años con el alzhéimer. «Fue muy duro para él», explica su hijo.
Todos los días, baja las escaleras de su casa y pasea por la calle. También lee el periódico y hasta comenta con ironía que él no tiene ningún máster. Si acaso el de la vida que no siempre ha sido fácil para él.
Su memoria no es nada frágil. Hasta se acuerda de un vecino al que ayudó a calzarse porque tenía una pierna rota. «Entonces tenía yo 89 años», dice con una sonrisa.
En el cuaderno que tienen sus hijos se apunta todo. «A todo contesta, se acuerda de todo», dice su hijo.