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El primer gran viaducto del Bierzo

La histórica salida de Villafranca cumplirá este mes de octubre 110 años En su día fue un hito de la ingeniería por utilizar hormigón armado para salvar el desnivel entre el río y el puente Obra del ingeniero Bercedóniz, fue costeada por el Estado.

Sobre estas líneas, fotos actuales del viaducto y también estampas antiguas convertidas en postales y recuerdos de la vida de principios del siglo XX. ANA F. BARREDO /DL

Publicado por
León

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m.c.cachafeiro | villafranca

Desde Villafranca del Bierzo a Galicia hay muchos viaductos en la A-6, pero ninguno como el que cruza la propia villa del Burbia para salvar el río. Y es que fue el primero, cuando apenas había coches... hace ahora 110 años.

El viaducto de Villafranca fue inaugurado en octubre de 1908 para mejorar la salida de esta emblemática localidad berciana, un tramo de la antigua carretera a Galicia que era «verdaderamente difícil y peligroso», se escribió en el número de noviembre de aquel mismo año en la revista «Obras Públicas» que se editaba en Madrid. Casi, por no decir la única, referencia de aquella emblemática obra que sigue siendo una estampa cotidiana en la vida de Villafranca para vecinos y peregrinos.

«Consta el viaducto de 17 tramos, de 6 metros de luz cada uno, 5 de ellos formando la parte poligonal para unir por curvas con la carretera y con el puente, apoyados sobre palizadas y dos pilas estribos de 1,50 y 1,65 metros de espesor de mampostería ordinaria (...). La altura de los apoyos varía según la pendiente del 3 por 100 que tiene la obra, desde 5 metros del estribo».

Con este lenguaje, un tanto técnico, dio cuenta aquella revista de una obra que sigue regulando el tráfico interior de Villafranca. Poco se escribió entonces, hace ahora 110 años, y más en medio nacionales que locales. «Es una obra importantísima y ha sido costeada por el Estado», publicó en un breve el diario ABC el 13 de octubre de 1908.

De 114,41 metros de longitud total y 8,25 de anchura, en esos días de octubre de 1908 concluyeron las pruebas de carga. El proyecto corrió a cargo del ingeniero jefe de la provincia, Manuel Diz Bercedóniz, y fue una obra pionera por muchas razones. «Fue pionera en el empleo del hormigón armado en España (..). De esta manera se adaptó la travesía al incipiente tránsito de vehículos automóviles», escribió Arsenio García Santalla en su libro «El transporte de mercancías en El Bierzo». «Las pruebas -seguía el artículo publicado en Madrid- se hicieron cargando cada uno de los tramos con pesos uniformemente repartidos a razón de 400 kilogramos por metro cuadrado, incluso los andenes, y haciendo circular dos carros de dos ruedas y seis toneladas de peso. Las flechas observadas en los flechímetros amplificadores colocados en varias vigas, no causaron descensos superiores a dos décimas de milímetros en la prueba estática y de cuatro décimas en la dinámica».

La empresa que levantó los sillares fue la Compañía de Construcciones Hidraúlicas, a cuyo mando estaba el ingeniero «señor Ribera». A pie de obra estuvo el también ingeniero Francisco Larrañeta.

Debajo de la forja renovada décadas después, en una pequeña placa, se recuerda el año 1908. Es muy poco visible, pero hace honor a la efemérides.

Del viaducto de Villafranca del Bierzo hay muchas imágenes, las más antiguas convertidas en postales de coleccionistas. Y es que también sirvió para cambiar la propia fisonomía urbana de una de las localidades más bellas no sólo del Bierzo y la provincia sino también de España. La Villafranca que serpenteaba su propia vida diaria entre callejuelas salió con el viaducto a una nueva realidad, la de los coches y el progreso, pero también a la de las protestas en los años 30, al paso de vacas camino del mercado... Hoy, la escultura de un peregrino marca el Camino de Santiago a los peregrinos. Nadie diría que el viaducto tiene ya 110 años.