Franco puede ser enterrado al lado de una familia berciana
Gonzalo San Juan Olarte yace en la sepultura contigua en la cripta de la Almudena de Madrid Fue abogado y desciende de Salas de los Barrios.
m.c.cachafeiro | ponferrada
Una familia berciana puede convertirse en centro de atención en los próximos meses si finalmente Francisco Franco es exhumado del Valle de los Caídos para ser enterrado en La Almudena, como han pedido sus nietos. Su tumba es justo la que está a la vera izquierda de la familia Franco en esta zona exclusiva de la catedral madrileña que ya ocupan Carmen Franco , la hija del dictador, y su marido, el marqués de Villaverde.
Gonzalo de San Juan Olarte, que así se llamó este abogado berciano, murió el 25 de mayo de 2009 a los 75 años de edad. Así consta en la inscripción de la lápida, bajo la que yace también otro San Juan, Ignacio de San Juan Delgado, fallecido cinco años después a los 43 años.
Gonzalo de San Juan Olarte saltó a la opinión pública en 2004 a raíz de un robo en una casa solariega de su propiedad en Salas de los Barrios. Los ladrones la desvalijaron para llevarse muebles y objetos de valor; sólo dejaron la lámpara del techo por lo mucho que pesaba. Gonzalo de San Juan ofreció entonces una recompensa de 6.000 euros a quien pudiera dar una pista del paradero del mobiliario, la mayoría del siglo XVIII. Nunca se supo si tuvo respuesta, al menos nada más se publicó.
En Salas, el inmueble se conoce como la casa de los San Juan y ha pertenecido históricamente a esta familia de abogados, aunque Gonzalo de San Juan Olarte fue más conocido por ser empresario y apoderado taurino en los años 70. Llevó las riendas de la carrera del matador de toros de José Mata, un torero que, como ‘Yiyo’ o ‘Paquirri’, también murió a consecuencia de una cornada, en su caso el 25 de julio de 1971 en la inauguración de la plaza de toros de Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real.
«Fue horrible, horrible», confesó tres semanas después Gonzalo de San Juan en una entrevista al diario Proa.
La cripta de la catedral de La Almudena ha sido hasta ahora un lugar poco conocido. Está justo debajo de la nave central y tiene la misma planta y altura. Todo en un ambiente muy ceremonial que revisten de boato las 400 columnas que sujetan el templo.
Ambas tumbas no son las únicas. Hay más por los pasillos. Según declaró a El Confidencial hace unos meses Joaquín Iniesta, párroco de la cripta, los allí enterrados son «personas que han donado dinero para la construcción de la catedral». Según este periódico digital, se han llegado a pagar cerca de 200.000 euros por un sarcófago, aunque Iniesta aseguró que ya no se ofrece dicho servicio porque «no queda hueco libre».
El dictador Franco puede ser trasladado a este lugar del centro de Madrid en unos meses, lo que puede convertir la Almudena en un lugar de peregrinación para los nostálgicos del antiguo régimen. De hecho, Moncloa ya asume que no podrá impedir que sea enterrado en la Almudena. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, dijo el viernes que el Ejecutivo «no puede hacer nada más que respetar» la decisión de la familia. En una conversación informal con periodistas en la recepción del Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional, dejó claro que no pueden decidir el destino. «Estamos hablando de unos restos humanos, aunque sean de un dictador», comentó Calvo, que recordó que esa zona subterránea de la Almudena es un lugar privado que depende de la Iglesia y sobre la que el Gobierno no puede ejercer ninguna potestad. «¿Voy a decirle a la Iglesia que puede o no puede hacer? La Iglesia sabe lo que quiere y lo que no, lo que puede y lo que no, lo que debe y lo que no», insistió.
Las visitas se han incrementado esta semana. La única tumba que tiene flores es la de la familia Franco. A finales de mes, Calvo viajará al Vaticano. No está en la agenda pero seguro que se hablará de la cripta y de Franco.