gestión de apoyo rural
Corullón, el milagro de poder volver al pueblo
El Ayuntamiento ha logrado, con proyectos sencillos, que un puñado de jóvenes vivan por entero de sus labores agrícolas y ganaderas, con ejemplos en aldeas despobladas como Hornija, Horta, Cadafresnas o Dragonte.
Es la gran paradoja de los pueblos. No hay milagros de la naturaleza, pero en el municipio de Corullón, podrían acercarse a él, dado que, lo que debería ser habitual —lo normalizado por la sangría poblacional hacia la urbe— se ha convertido tras el azote de la pretendida modernidad en algo excepcional. Los pueblos están cobrando vida en Corullón y le mantienen el pulso a la cultura urbana. Eso sí, muy lentamente, pero fácil de apreciar con actuaciones municipales que están dando buenos resultados.
Aquí, los jóvenes han vuelto, y a la vez también han dejado de irse fuera, en riada. Es lo que periodísticamente podría llamarse «el milagro de Corullón». En estos últimos cuatro años, un municipio modesto en población (en 1940 tuvo 4.893 habitantes, frente a los 927 de 2017), y también pobre en recursos económicos (el presupuesto del gasto conjunto de 2018 fue de 477.600 euros) han logrado que una decena de jóvenes se dediquen por completo a vivir de las riquezas agrícolas que ofrece la tierra. Y esto, está generando una corriente de contagio que beneficia y regenera la economía local.
Pueblos muy afectados por el éxodo rural, como Hornija, Cadafresnas, Horta, Dragonte y el propio Corullón, han logrado recuperar el interés de los que empiezan en el mundo laboral, y apuestan por ganarse la vida con la agricultura y la ganadería; con los castaños, los cerezos, el vacuno y también la huerta. Hace décadas Corullón era uno de los que surtía el mercado de hortalizas de Ponferrada y esa producción están intentando recuperarla y venderla en el pueblo.
Uno de los artífices para recuperar y engrandecer el valor innato de los sotos de castaños limpios, de la floración y el fruto de los cerezos, con mejores accesos e incentivos, es Luis Alberto Arias, un ingeniero industrial con más don de acción y trabajo que de dialéctica política, metido a alcalde. Cuenta el regidor que, en efecto, sus vecinos están notando el avance y que no hay milagros sin conocimiento y trabajo. De hecho, destaca que para poder ordenar y encauzar la corriente de optimismo y recuperación que ahora mismo vive Corullón hubo que comenzar por lo fundamental. ¿Y qué es lo fundamental?. Su respuesta es clara: La formación, el conocimiento, el dominio del saber, de la técnica para obtener los mejores resultados. Fue así, como trajo a Corullón a los mejores expertos en agricultura, fruticultura y huerta; los mejores podadores del Jerte, los mejores conocedores del aprovechamiento de las castañas. Los mejores productores de miel. Toda esa experiencia y conocimiento fue trasmitida a los vecinos de Corullón y sus pueblos en numerosos cursos.
Con el conocimiento, el siguiente paso —cuenta Arias—fue avanzar en poner a disposición las herramientas y facilitar las cosas a los que empiezan o quieren volver al pueblo, recuperar las fructíferas tierras de esta zona microclimática, con un poder tan rico que, plante lo que se plante, fructifica.
En Corullón están construyendo un local en el que los vecinos podrán contar con herramientas (la maquinaria) para envasar su miel y otros muchos productos como la cereza o la castaña, y con la ventaja de poder usar un registro municipal para poder vender. Corullón es el único Ayuntamiento del Bierzo que pertenece como socio de la Asociación Berciana de Agricultores. Dice su alcalde que es utilizar herramientas disponibles, moverse y darle a los vecinos lo básico y necesario para quedarse. Por lo menos, intentarlo. Incluso vivienda, una vez se ha logrado que el joven que empieza produce y tiene ingresos para poder pagarla. No al revés, como hicieron otros municipios y luego hubo ruinas por impagos, con la llegada de la crisis.