Los amores de Bertín Osborne

c. f. c. | ponferrada

En Yo debí enamorarme de tu madre, el último éxito de Bertín Osborne, el cantante nacido en Madrid, hijo de un conde, defiende un amor intergeneracional con cuartetos como este; Y el camino que vamos recorriendo/ Es tal vez el camino mas humano /Porque entre más me griten que te deje/ Yo más fuerte te aprieto de la mano. Y anoche, sobre el escenario instalado en el pabellón Manuel Marqué Patarita de Bembibre, apretó Bertín muy fuerte la mano que este año le ha tenido el Festival del Botillo. La intepretación que el cantante hizo de la ranchera, un género en el que se mueve con la soltura de un crooner , fue sin duda, el momento más esperado de una noche larga que habia empezado con la actuación del Dúo Verdi, en una gala presentada por Sonia Linares y Diego Luis González y que tras la multitudinaria cena servida en 119 mesas de otra sala del pabellón para 1.300 comensales, debía concluir de madrugada con el baile a cargo de la Orquesta Garibaldi y el Grupo Florida. Porque el botillo entraba anoche mejor acompañado de música, tanto como con la berza, el chorizo y los cachelos.

Y mientras Bertín enamoraba a más de una madre con la voz, el pabellón esperaba, como todos los años, a políticos, empresarios, periodistas, arostros de la cultura y el asociacionismo —en una reunión «variopinta y caleidoscópica», como dijo el mantenedor Suárez-Quiñones— y a comensales anónimos que, en algún caso habían hecho colas nocturnas para comprar sus invitaciones. La pregunta que todo el mundo se hace es si el éxito del festival, indudable, se ha debido este año al sabor tradicional del botillo, el chorizo y los cachelos, que son un valor seguro y ha recorrido un camino muy largo desde aquella primera fiesta en los setenta, o a la voz de Bertín y el influjo de su última ranchera, tan pegadiza, aunque a la amante de la letra le falten años por vivir.