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El viejo Castillo que alumbra la nueva ciudad

El inicio de las obras en la antigua fortaleza marca un salto cualitativo para el patrimonio cultural de Ponferrada.

Momento en el que Gloria Fernández Merayo baja el cofre con los recuerdos de Ponferrada. L. DE LA MATA

Publicado por
M. C. CACHAFEIRO | PONFERRADA
Ponferrada

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Sobre la misma tierra que fue campo de batalla y centro de la primera vida cotidiana de la ciudad —«los que aquí vivieron y los que aquí vivirán» como mejor metáfora, según enfatizó Antolín de Cela al bendecir las obras—, el Ayuntamiento enterró ayer una simbólica cápsula del tiempo para que las venideras generaciones conozcan los anhelos y reivindicaciones de la Ponferrada de 2019, resumidas en la rehabilitación de la zona más antigua de la fortaleza que se asoma al río Sil.

La alcaldesa, Gloria Fernández Merayo, fue la encargada de depositar en el pozo del patio de armas del Castillo Viejo el pequeño cofre con libros, planos, postales, periódicos como Diario de León, grabaciones de radio, portadas de digitales, monedas, una Constitución Española y hasta un pergamino con un mensaje institucional que dará cuenta de este momento también de cambio para una ciudad que ya no mira al sector del carbón como gran motor de su economía. «Ventura, prosperidad, igualdad y suerte, mucha suerte a esta Ciudad del Puente de Hierro», finaliza el texto de Merayo.

Las obras tienen un presupuesto de 1,9 millones, de ellos 1,3 con cargo a los fondos del 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento y el resto (580.000 euros) costeados por el Ayuntamiento de Ponferrada, y está previsto que duren 18 meses, para concluir a principios de 2021. Todo un enigma también a la espera de la excavación de la primera zona habitada de Ponferrada, que data de 800 años antes de Cristo y sobre la que se realizaron otras construcciones, por lo que las obras ayudarán a conocer cómo vivían los primeros habitantes de la ciudad.

El acto tuvo el protagonismo de Fernández Merayo, casi en su despedida como regidora, pero también de Olegario Ramón, en un discreto segundo plano, como próximo alcalde de la capital del Bierzo. A la inauguración de las obras también acudieron otros concejales, del equipo de gobierno y de la oposición, no de todos los partidos, así como funcionarios y representantes de otros organismos, como el comisario de Policía o el vicerrector de la Universidad de León para el Bierzo.

El patio en el que se desarrolló el acto se dedicará en un futuro a actos culturales y los restos que se localicen se depositarán en el Museo del Bierzo, que ya tiene autorización para tal fin, por lo que no se repetirán casos como la Cruz de Peñalba, que sigue sin regresar al Bierzo. El proyecto de rehabilitación y puesta en uso del Castillo Viejo de Ponferrada es, en realidad, rescatar lo que fueron cuatro castillos: las construcciones de Fernando II, rey de León; la torre del linaje nobiliario gallego de Los Castro (el primer Castillo de Ponferrada); la Torre del I conde de Lemos y la Torre de los Reyes Católicos. Aparte de estas fases principales, algunos de los elementos del Castillo Viejo sufrieron reformas y ruinas a lo largo de la historia, principalmente durante el siglo XIX, según explican los autores del proyecto, por lo que las obras tienen también un doble fin: recuperar la ronda baja para facilitar recorridos y salidas alternativas del castillo que garanticen unos mínimos de seguridad y evacuación de visitantes y recuperar el propio Castillo Viejo, su patio y sus estancias para su visita y para actividades. «Es el proyecto de todos», insistió en su discurso Gloria Fernández Merayo.

El arquitecto redactor del Plan Director del Castillo de los Templarios, Fernando Cobos, explicó que, en primer lugar, se retirará el desescombro, que también ha ayudado a conservar la zona, y se hará la excavación arqueológica. «Nunca sabemos a ciencia cierta lo que nos vamos a encontrar», aseguró Cobos.