La falta de fondos pone en peligro el plan para reinsertar maltratadores

c. fidalgo | ponferrada

«Cuando llega el día en que te has convertido en todo lo que has odiado, es el momento de ponerse en manos de profesionales», decía ayer Gerónimo, nombre ficticio de un hombre de 36 años condenado a tres años y medio por un delito de violencia de género y desde hace tres meses uno de los 24 varones que asisten a la terapia del programa Trébol con el que la Fundación Proyecto Hombre busca reinsertar en la sociedad a los maltratadores y evitar que vuelvan a agredir a otras mujeres.

Gerónimo, con un historial de adicciones a las drogas que ya le ha llevado por otras terapias de Proyecto Hombre, en cuya residencia de Fuentesnuevas reside en la actualidad tras su paso por la prisión de Mansilla de las Mulas, y a punto de obtener la libertad condicional porque ha cumplido parte de su condena y ha pasado 18 meses en distintos programas de tratamiento, reconocía ayer la gravedad de la agresión —la única, insiste— que cometió en 2014 contra la mujer de 26 años que entonces era su pareja. «Le solté un ostión de tres pares de narices», afirmabapor teléfono desde la residencia de la fundación y después de acceder a relatar su arrepentimiento si con eso consigue sensibilizar a las administraciones para que retomen la financiación del programa Trébol en Ponferrada —así se llama la terapia a la que acude—, en peligro por falta de fondos, según advirtió el presidente de Proyecto Hombre, Jorge Peña.

El programa Trébol, que en Castilla y León comenzó como plan piloto precisamente en Ponferrada, ha atendido desde 2007 a más de tres mil hombres, pero este año ya había pasado de 50 varones en terapia a solo 24 porque las administraciones han cerrado el grifo de las ayudas. El proyecto tiene un coste de nueve mil euros, explicó Peña, pero ni el Gobierno Central, ni la Junta de Castilla y León están aportando fondos. En León, el programa no está en peligro porque está vinculado a Instituciones Penitenciarias. Y la culpa de este desinterés por mantener el plan en Ponferrada, advertía ayer Peña es «de la inestabilidad política», porque en la actualidad «los políticos están más preocupados por los puestos que por los problemas de la sociedad». El director de Proyecto Hombre adelantó que la fundación se verá obligada a cancelar el programa en Ponferrada porque «llevamos un año trabajando gratis y no todo puede ser gratis» si se quiere ofrecer una asistencia de calidad que contribuya a reinsertar maltratadores con penas «no muy graves».

Es el caso de Gerónimo, que no deja de asegurar que la terapia le ha ayudado, en primer lugar, a darse cuenta de que mantenía una relación tóxica, «bastante dañina para las dos partes» con la mujer a la que un mal día agredió. Harto de sufrir agresiones de su pareja —«me sacudía cada dos por tres», se justifica y asegura contar con partes de lesiones— y hacia su madre —víctima a su vez de malos tratos cuando él era niño— Gerónimo usó su fuerza y sus habilidades de takewondo y kárate, cuenta, para propinarle un golpe que le hizo «dar dos giros de campana , caer al suelo y darse un batacazo con la cabeza contra el suelo». El resultado fue «un coágulo extracraneal» del que la mujer tuvo que operarse.

Gerónimo dice que ha aprendido. Aprendido a «no llegar hasta ese punto de perder los papeles en vez de poner tierra de por medio». Y escuchándole se entiende lo necesario que resulta el programa Trébol.