Diario de León

Cinco detenidos y siete investigados por 108 robos en albergues del Camino

Operaban desde Navarra y también llegaron a actuar en Ponferrada y Villafranca del Bierzo.

Peregrinos a su llegada ayer al albergue de San Nicolás de Flüe en Ponferrada. ANA F. BARREDO

Peregrinos a su llegada ayer al albergue de San Nicolás de Flüe en Ponferrada. ANA F. BARREDO

Ponferrada

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«Como no andes con cuidado, te roban», decía anoche, a punto de servir las cenas del día de Santiago en el albergue Ave Fénix de Villafranca del Bierzo, el hospitalero Jesús Arias Jato. Y lo decía mientras se sentaba en la mesa de dos peregrinos argentinos que en Roncesvalles echaron en falta la mayor parte de su dinero —de los 2.000 euros que traían se quedaron con apenas 150— pero decidieron continuar su viaje. Lo ocurrido con Joshua Shiarkey y Josefina Suárez, que no se atreven a decir que les han robado porque no llegaron a ver al ladrón, empieza a ser habitual en el Camino de Santiago, especialmente en los albergues, donde es más fácil descuidarse, hasta el punto de que la Guardia Civil y la Policía Foral de Navarra anunciaban ayer la desarticulación de «un grupo delictivo» dedicado a sustraer dinero y objetos de valor en los lugares donde se aloja los peregrinos. Con cinco detenidos y siete investigados, el grupo está acusado de hasta 108 robos, en su mayor parte en Navarra, pero también en Ponferrada y en la propia Villafranca del Bierzo, según confirmó la Guardia Civil. El cabecilla de la banda se encuentra además en prisión por ser reincidente.

Los agentes de los dos cuerpos policiales han recuperado 66 teléfonos móviles sustraídos a lo largo de todo el Camino entre Navarra y Santiago dentro de la llamada operación Gastejo, iniciada para esclarecer robos y hurtos cometidos en los últimos cuatro meses. La banda ahora desarticulada, todos con domicilio en Bilbao, vendía los terminales móviles en un establecimiento de productos de segunda mano de la capital de Vizcaya.

Según la Guardia Civil, parte de la banda se hacían pasar por peregrinos y llegaban a alojarse en los albergues para facilitar de noche el acceso de otros miembros del grupo que hurtaban en poco tiempo todo el dinero y los efectos de valor posibles. Otra forma de actuar pasaba por aprovechar las horas de mayor afluencia de personas en el albergue para robar joyas, dinero o teléfonos. Los autores de los robos también actuaban en hospitales, centros de salud, en las taquillas de los trabajadores en algunas obras y siempre utilizando el «método del descuido».

La Policía Judicial de la localidad navarra de Estella comprobó «cómo el cabecilla del entramado utilizaba al resto del grupo, a los que pagaba con dinero o droga para que participaran en robos o hurtos», informó en una nota conjunta la Guardia Civil y la Policía Foral. Los detenidos están a disposición del juzgado número uno de Estella, que ha dictado una orden de alejamiento de todos los albergues del Camino de Santiago para el cabecilla del grupo, en prisión tras una segunda detención a principios de este mes.

Robo de bicicletas

No son, en cualquier caso, los únicos que se dedican a sustraer dinero en el Camino. Jato recordaba ayer que hace cuatro años, alguien le reventó la caja donde guardaba el dinero del establecimiento. Y en el albergue San Nicolás de Flüe de Ponferrada también reconocían ayer que no es raro que los peregrino se quejen de que les falta dinero. «Después del robo de bicicletas que sufrimos el año pasado las hemos cambiado de lugar», afirmaba el director del centro, Miguel Ángel Pérez. «Y de vez en cuando algún peregrino nos dice eso de ‘yo tenía y ya no tengo’», añade.

Y su relato recuerda a la de la pareja de peregrinos argentinos que han estirado los 150 euros a base de comer muchas fruta en lugar de regresar a Mar de Plata. «No solemos contar lo que nos ha pasado para no victimizarnos», decía Joshua Shiarkey con su inconfundible acento. Pero con Jato enseguida hubo confianza. Anoche cenaban carne y dormían gratis en el albergue del Ave Fénix.

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