La Uned le hace hueco a la guerrilla
Un curso de extensión universitaria abordará la historia de los luchadores antifranquistas echados al monte desde la perspectiva de la arqueología del 13 al 15 de noviembre en Ponferrada
Todavía se aprecia el óxido que dejó la grapa en una de las viejas fotografías de la guerrilla galaico leonesa reunida en los montes bercianos de Ferradillo en el mes de abril de 1942 para crear una federación de combatientes contra el régimen de Franco. La Guerra Civil había terminado —aunque ahora existe una corriente historiográfica que la alarga precisamente hasta el final de la lucha en el monte en 1952— pero la Segunda Guerra Mundial aún alentaba la esperanza de echar al dictador en el bando de los que habían perdido la contienda. Y ocho de aquellos guerrilleros, uno de ellos Guillermo Morán a lomos de su compañero Abel Ares, de Toral de los Vados, posaron para la fotografía clandestina que encabeza este artículo y que con el tiempo acabaría en uno de los expedientes del Archivo Militar del Ferrol. Junto a Morán y Ares, con los números uno y dos sobre sus cuerpos escritos a mano, también se puede identificar a César Ríos (tres), a su hermano Arcadio (cinco), y al palentino Antolín Murias, de pie. Y arrodillados, al asturiano Marcelino Fernández El Gafas (seis). Abelardo Macías (siete) e Hilario Álvarez Méndez (ocho).
¿No era una imprudencia que se dejaran fotografiar? «Para nosotros ha sido una bendición. Entonces estaban muy organizados y no pesaban que les fueran a identificar más adelante», respondía ayer el historiador Alejandro Rodríguez, coordinador del curso de extensión universitaria que entre el 13 y el 15 de noviembre analizará en el centro asociado de la Uned en Ponferrada la historia de la guerrilla galaico leonesa desde las nuevas perspectivas que ofrece la arqueología.
Revólver hallado en los alrededores de Casaio. SPUTNIK LABREGO.
Porque la arqueología, y las excavaciones que este verano ha llevado a cabo en el refugio guerrillero de la Ciudad de la Selva, en los montes gallegos de Casaio, el colectivo de investigadores de Sputnik Labrego, será el eje sobre el que girarán las ponencias de un curso dirigido por la profesora de Historia de la Uned Josefina Martínez y que contará con historiadores como Jorge Marco, que intervendrá on line, o Secundino Serrano, además de los arqueólogos Carlos Tejerizo, Jordi Ramos, Xurxo M. Auyán, la escritora Aurora Marco, la antropóloga social Olalla Álvarez y el propio Alejandro Rodríguez.
EXPOSICIÓN ARQUEOLÓGICA
En una exposición en la misma Uned también se podrán ver algunos de los objetos extraídos de Casaio que sirven para conocer la vida cotidiana de los guerrilleros huidos en el monte hace ochenta años; desde un viejo revolver oxidado y una cartuchera acartonada, hasta cucharas y tenedores, botellas de cristal, zapatos y otros enseres domésticos.
La arqueológica, insiste Alejandro Rodríguez, ya es una herramienta útil para estudiar a la guerrilla «y sobre todo su día a día». Rodríguez estima que un centenar de guerrilleros combatieron organizados por la Federación Galaico-Leonesa que se constituyó en el congreso de Ferradillo (Priaranza del Bierzo) donde se tomó la histórica fotografía. Y entre aquellos combatientes ya figuraba el mítico Manuel Girón Bazán, a quién el régimen, como a todos los demás, trató de hacer pasar por un simple bandolero. «Esa era la estrategia, desideologizarlos, cuando tenía la conciencia política de resistir a la dictadura», explica Alejandro Rodríguez. Algo así como graparles un estigma que solo el tiempo ha logrado oxidar.