Mujeres reales y de pueblo
En la España Vaciada, muchas son las mujeres que tiran del carro y apuestan por emprender con ingenio y pese a las trabas de la burocracia
Emprender en el medio rural no es fácil, pero tampoco imposible. Y ser mujer hace muchos años que, afortunadamente, dejó de ser un impedimento. Mujeres reales y de pueblo, como Mila, Nerea, Silvia, Sara, Susana y Adela, serán las protagonistas de una mesa redonda que se celebrará, el lunes, en el Centro de Recepción de Visitantes de Vega de Espinareda. Un encuentro impulsado por la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses para poner en valor el papel de mujeres que, como ellas, luchan por el futuro de los pueblos, convencidas de que es en los pueblos donde está el futuro. De lo contrario, su esfuerzo no merecería la pena.
El camino no es fácil, es verdad. Rara vez todo sale rodado cuando alguien quiere emprender alejado de los núcleos urbanos. La comunicación y las comunicaciones o, más bien, la falta de ellas; la burocracia y el casi imperceptible apoyo institucional generan los principales problemas. Pero la experiencia de estas seis mujeres demuestra que enfrentarse al reto merece la pena y la vida en el pueblo es más vida, también cuando se está trabajando. Ello no quiere decir que la clase política no deba hablar menos de la España Vaciada y sí hacer más.
Mila Suárez es la personificación del amor al mundo rural. Nació hace 53 años en Madrid porque allí estaban sus padres; pero con 18 años regresó a la tierra de su familia y, desde entonces, vive en Pereda de Ancares (Candín). Junto a su pareja, gestiona un taller de artesanía de madera totalmente tradicional, en la que cada elemento se trabaja como lo hacían antaño. De eso viven y de la huerta y de lo que el pueblo regala. «Te da para vivir dependiendo del nivel de vida que quieras tener», asegura. Ella tiene claro que «no todo es el dinero» y que quiere mantenerse alejada del «caldo de consumo» que es una ciudad. «Si todos nos vamos, los pueblos se vaciarán», asegura. De hecho, ella es una de los pocos más de 20 habitantes que tiene Pereda.
Silvia Marrao también es madrileña y, en su caso, ninguna relación familiar la ata al Bierzo. Lo suyo fue por elección. Vino y se enamoró del Bierzo vinícola y, en especial, de las viñas de San Pedro de Olleros (Vega de Espinareda). El vino Banzao es el resultado de ese amor. 1.500 botellas de Mencía de la cosecha 2017 que salieron al mercado el pasado mes de julio. Es su ópera prima, pero en bodega está ya su segunda creación.
El vino de Silvia sale de dos hectáreas y media que ha arrendado en San Pedro. Una parte estaban cuidadas y la otra la ha recuperado ella misma. Es el ejemplo perfecto de alguien que viene de fuera y no duda del potencial que tiene la comarca. «A la gente se le olvida que la mayoría de las materias primas de alimentación viene del campo. Deberían pensar en eso más a menudo y facilitar las cosas. Los pueblos y existen y van a existir siempre», defiende una emprendedora que se ha puesto al frente de su proyecto personal en solitario. Eso sí, con el apoyo indiscutible de quienes son sus vecinos. «Yo sin la gente de San Pedro de Olleros, no hubiera podido hacer esto», asegura.
De Guímara es Nerea Rodríguez, aunque vive en Ponferrada. Tiene 31 años y hace cinco fundó la empresa 28 Lunas Miel. Un año después sumó a la apuesta Cerveza Castreña. El centro de operaciones de ambas está en Chano (Fornela) y aunque estudió Audición y Lenguaje, hace mucho tiempo que tiene claro que lo suyo son las raíces rurales. Por ello apostó por su zona. «Lo primero es el valor sentimental», dice. «A pesar de haber estudiado y haber trabajado en otras muchas cosas, nos hemos decidido (ella y su pareja) a hacer lo que nos gusta. La calidad de trabajo en el pueblo no tiene nada que ver con la de la ciudad», explica, satisfecha por la acogida que han tenido sus productos y porque lo natural y artesano tiene cada vez mejor acogida.
Susana, Adela y Sara Fernández gestionan dos hoteles. Uno (La Cuesta de Vega de Espinareda) lo heredaron de sus padres y lo han mantenido con vida. El segundo (el Hotel Rural Fulguera de El Espino) lo pusieron ellas tres en marcha hace nueve años. Nada tiene que ver lo que estudiaron —Administración y Finanzas, Prótesis Dental y Educación Infantil— con lo que hace; pero son felices y esa es su máxima. Susana, que también preside la asociación de turismo Asprotur, tiene claro que el papel de la mujer en la supervivencia de los pueblos es fundamental. Pero ahora y siempre, aunque antaño tuvieran menos visibilidad. Las cosas han cambiado y estas tres hermanas dan fe de ello.
SARA, SUSANA Y ADELA FERNÁNDEZ
Estas tres hermanas de 29, 39 y 42 años son de Vega de Espinareda y aunque han estudiado Educación Infantil, Administración y Finanzas, y Prótesis Dental, gestionan dos hoteles, uno en Vega y otro en El Espino; y una empresa turística.
MILA SUÁREZ
53 años. Nació en Madrid pero vive en Pereda de Ancares. Está al frente de Artesanía Pumarego.
NEREA RODRÍGUEZ
31 años. Estudió Audición y Lenguaje. Dirige 18 Lunas Miel y Cerveza Castreña, en Fornela.
SILVIA MARRAO
31 años (Madrid). Estudió Ingeniería Agrónoma y Máster en Enología. Al frente de Vinos Banzao.