La minería se suma al olvido por la conservación del patrimonio industrial

Cerca de cumplirse un año ya sin mineros en la comarca, el Bierzo asume el fin de la industria del carbón con un patrimonio difícil de igualar pero sin apenas recursos para poner en valor lo que ha sido su forma de vida en el último siglo. Salvo el expediente incoado por la Junta para preservar Fabero como enclave minero, o el proyecto de Viloria en Torre del Bierzo, para recuperar material y un viejo pozo, apenas hay iniciativas que se sumen a proyectos ya desarrollados como el Museo de la Energía, que recuperó las primeras térmicas en Ponferrada, o el propio Ayuntamiento de Fabero, que ha sacado adelante como ha podido el Pozo Viejo y el Pozo Julia. Otros, como el Ponfeblino, siguen perdidos en la indefinición.

José Antonio Balboa publicó en 2006 uno de los pocos libros que se han hecho sobre patrimonio industrial. Lo hizo a nivel provincial, aunque con un extenso capítulo de la comarca del Bierzo. Aunque algo se ha avanzado en la sensibilidad con este tipo de arquitectura, aún es muy minoritario el interés. Sirva como ejemplo que, de la cerámica de La Placa que servía de ilustración para la portada, apenas queda la chimenea, y cada vez más enterrada en el olvido.  

«La mayor parte del patrimonio industrial del Bierzo tiene que ver con la minería, especialmente la del carbón; porque fue el que propició la industrialización de la comarca», explica Balboa. «Antes del carbón, el agua movió algunos artilugios, como las ferrerías (de las que quedan algunos ejemplos, aunque la mayoría en una situación deplorable), los batanes y los molinos. Pero el carbón propició los ferrocarriles y máquinas de vapor, las centrales térmicas, las cerámicas y cementeras, incluso las alcoholeras», resume Balboa sobre el estado actual de decenas de instalaciones repartidas por la comarca.  

Prueba de lo difícil que es afrontar la recuperación y puesta en valor de ese patrimonio minero es que municipios como Torre del Bierzo, uno de los grandes municipios del carbón en la comarca, está atado de manos y pies ya que todos los antiguos pozos mineros están en manos privadas, alega el alcalde, Gabriel Folgado.  

Aunque se han hecho dos inventarios —uno por la Junta de Castilla y León para el conjunto de la provincia de León, y otro por la Ciuden para el Bierzo y Laciana, «que en teoría debería protegerlo», explica Balboa—, «no ha sido así». La única figura realmente protectora es la del BIC, y en el Bierzo, excepto la ferrería de Compludo, no hay ningún otro edificio con esta calificación. Si acaso el que ahora se promueve en Fabero para el conjunto de la localidad, aunque apenas ha dado los primeros pasos.  

El Bierzo, según explica José Antonio Balboa, tiene un importante patrimonio minero, «especialmente referido al hierro (ferrerías de Compludo, Serviz, Portela de Valcarce, Tejedo, Río Cabo, Somoza; el poblado de Onamio y minas de la zona pertenecientes a los cotos Wagner y Vivaldi); al carbón (algunos pozos con sus castilletes, lavaderos, líneas de baldes), y al wólfram (poblado de La Piela, en Cadafresnas)», especifica este experto. Si acaso, Balboa resalta algunas iniciativas con respecto al carbón: «Hay en patrimonio ferroviario, en parte musealizado (Museo del Ferrocarril), en parte en ruinas (La Placa de Ponferrada, algunas estaciones del Ponfeblino), el energético centrales térmicas (Museo de la Energía en la térmica de la MSP de Ponferrada) y algunas hidráulicas (Fuente del Azufre, y alguna pequeña central como la de Cacabelos); las fábricas de ovoides y briquetas, de las que quedan algunas chimeneas, como las de Viloria y Bembibre); las cerámicas, también con varias chimeneas en Monte Arenas, Priaranza, Bembibre; alcoholeras, como las de Villafranca del Bierzo», añade sobre una situación que tiene un largo camino por delante.