Arte
Las Jornadas de Autor del IEB recuerdan al pintor Ángel Ruiz
Muestra y proyección, hoy en los museos del Bierzo y de la Radio
Imagen sin fechar del pintor Ángel Ruiz, paleta en mano en la habitación donde pintaba. Natural de Alinos (Toreno), Ruiz estudió Bellas Artes en Madrid, expuso en varias ciudades y colaboró con el Instituto de Estudios Bercianos, que ahora le dedica una nueva edición de sus Jornadas de Autor, dos décadas después de su fallecimiento prematuro. CORTESÍA DEL IEB
Eligió ser artista sin irse del Bierzo. Y desde el Bierzo construyó su pintura, porque —como recordaba hace ahora un año el escritor César Gavela, que lo conoció en 1973, cuando el artista aún no había cumplido los treinta años y vivía en un ático de la calle Isidro Rueda de Ponferrada— Ángel Ruiz «necesitaba estar en su tierra para ir al fondo de sí mismo».
Transcurridas dos décadas desde su fallecimiento, el Instituto de Estudios Berciano (IEB)s con el que colaboraba le dedica hoy al pintor nacido en Alinos (Toreno) una nueva edición de sus Jornadas de Autor con la apertura a las 18.30 horas de una muestra de su obra en el Museo del Bierzo y la proyección de un audiovisual en el Museo de la Radio una hora después, seguida de una charla donde el también pintor Luis Gómez Domingo hablará de la versatilidad del artista homenajeado.
La muestra en el Museo del Bierzo, que podrá visitarse hasta el próximo 19 de enero, incluye paneles dedicados a la vida y la obra de Ruiz, además de dibujos, carteles y cuadros del artista de Alinos. Y como colofón, el 16 de enero también está programada una conferencia en el mismo Museo de la Radio a cargo de Juan Manuel Salví titulada ‘La Ponferrada gráfica de Ángel Ruiz’.
Como recordaba Gavela en su artículo, Ángel Ruiz quiso ser pintor mientras estudiaba Bachillerato. Y eso le llevó a matricularse en Bellas Artes. Pero en lugar de quedarse en Madrid para hacerse un nombre, Ruiz regresó a Ponferrada porque «quería cumplirse como artista en su raíz». Y desde el Bierzo llegaron las exposiciones en Salamanca, Valladolid o Madrid. «Para llegar lejos necesitaba pisar tierra firme», explicaba el escritor que lo trató en su juventud.