La central de Anllares afronta el plan de desamiantado previo al desarme
Concluirá en un plazo de diez meses y será entonces cuando aumente la contratación local
El proceso de desmantelamiento de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil), que comenzó el pasado mes de septiembre, avanza al ritmo previsto pese a que exteriormente no se aprecian cambios en la estructura. Una veintena de operarios —el 40% de ellos trabajadores locales— están acometiendo todavía labores previas de limpieza y demoliciones básicas para accesos a lo que serán las grandes demoliciones; así como preparación de planes de seguridad y procedimientos de trabajo. Por eso, no se han implementado las contrataciones, pero la idea de la empresa encargada del desarme, la vasca Lezama Demoliciones, es ampliar la plantilla de cara a final de año y las contrataciones serán de trabajadores de la zona siempre que, lógicamente, sea posible.
«De momento hemos contratado a gente que cumple con el perfil que actualmente necesitamos. Estamos hablando de soldadores y personas que han estado ya en mantenimiento de la propia central. Más adelante, paulatinamente, iremos contratando más», explican fuentes de la empresa. En todo caso, habrá que esperar a ejecutar el plan de desamiantado que comenzará en las próximas semanas. Eliminar todo el amianto que hay en la central térmica de Anllares es, ahora, la prioridad y de ello se encargará una tercera empresa a la que también se le ha dado la directriz de contratar a gente local en la medida de lo posible. Para ello, recibirán la formación necesaria, aseguran desde Lezama.
«Una vez que esté hecho el desamiantado, ya podremos empezar» con el grueso del desmantelamiento, explican fuentes de la coordinación de obra. Habrá que esperar alrededor de diez meses. Y es que el proceso de eliminación del amianto se llevará a cabo en dos fases diferenciadas. La primera durará entre dos y tres meses y la segunda, en la parte de la caldera, se extenderá durante seis u ocho meses. En todo momento se garantiza la seguridad ambiental, con «mediciones periódicas para verificar que no hay partículas de amianto en el ambiente».
Hasta cuarenta personas se inscribieron, hace meses, en la convocatoria realizada por el Ayuntamiento de Páramo del Sil para cubrir las vacantes para el desmantelamiento de la térmica de Anllares con trabajadores locales en situación de desempleo. El problema es que no todos los perfiles son aptos para las labores que se están realizando en esta fase del proyecto. «La inmensa mayoría de la lista es gente del sector forestal que podremos ir incorporando para hacer tareas de peonaje y otras que no conllevan riesgos», puntualizan fuentes de la empresa, que se marca un horizonte de 28 meses para concluir todo el proceso de desarme de la primera central térmica que se desconectó de la red, a finales de 2018. En todo caso, las mismas fuentes no dejan pasar por alto el empleo indirecto que ya se está generando en la zona. «Estamos tirando de empresas locales para retirar la chatarra, maquinaria y camiones, combustible, etcétera».
Concluidos los trabajos de la fase inicial y el inminente plan de desamiantado, se acometerá el grueso del desarme y la parte más visible e identificativa de la central, la de la caldera, se afrontará entonces, a final de año. En todo caso, no se irá viendo externamente una evolución progresiva del desmontaje de las instalaciones de la térmica, sino que será de un día para otro. «Se va a hacer voladura», explican desde Lezama.