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Banca rural

«Éramos felices y ahora con Unicaja que te den por donde empiezan los cestos»

Los alcaldes de zonas rurales del Bierzo arremeten contra la entidad por «abandonar» a sus clientes en sus localidades

Ponferrada

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La calle principal de Toral de los Vados, y eso incluye las dos aceras más próximas a la oficina de Unicaja en la localidad, estaba este lunes 27 más concurrida que nunca en las últimas semanas. Tanto que hizo saltar las alarmas en el Ayuntamiento, donde el malestar por el recorte de la atención al público -generalizado en otros municipios del Bierzo rural que claman contra la entidad que ha heredado los clientes de la antigua Caja España- solo necesitaba la chispa del coronavarirus para saltar.

«Es una verdadera vergüenza lo que están haciendo», decía ayer, indignado el alcalde socialista, Pedro Fernández. «Este mes solo han abierto dos días, el primer lunes y el último». Y con una sola persona atendiendo a los clientes, en muchos casos personas mayores sin acceso a internet y sin tarjeta de crédito porque no están acostumbrados a usar el cajero y que pretendían cobrar su pensión en efectivo, el resultado ha sido «un caos» que ha obligado a más de uno a volver a su casa sin ser atendido. Fernández, que ya había tratado sin éxito de que la entidad mantuviera los horarios de la antigua caja de ahorros, reducidos a tres días a la semana antes del estado de alarma, incluso avisó a la Subdelegación del Gobierno para alertar de la preocupante aglomeración de gente en la avenida Santalla de Oscos. «Ha sido una provocación. Es la entidad que peor se ha comportado. Con una sola persona atendiendo al público en lugar de dos es imposible sacar el trabajo adelante».

Mal servicio

Las quejas vienen de Toral de los Vados, Cubillos, Páramo, Palacios, Matarrosa y Fabero

Con la actividad de los polígonos industriales cercanos, que centralizan las gestiones en la localidad, y el servicio que desde Toral se da a personas mayores que vienen desde pueblos de Sobrado y Oencia, Fernández temía ayer que más de un anciano, desplazado en taxi, se haya tenido que volver a casa sin dinero. El regidor echa de menos aquella labor social que desempañaba la vieja caja de ahorros. «Es una pena, porque la estrategia ahora es abandonar las zonas rurales».

El panorama es igual de desalentador en otros municipios como Páramo del Sil, donde la entidad ya había sustituido antes de la crisis su oficina -atendida solo una vez a la semana- por un agente financiero colaborador. Pero el estado de alarma ha aplazado su llegada y los vecinos sin internet solo disponen de un cajero que causa recelo a los más mayores. «Todas las gestiones hay que hacerlas ahora en Toreno», decía ayer el alcalde Ángel Calvo. Y con el confinamiento eso implica ir en taxi para alguien sin coche propio. «Les importamos un comino. Antes (con la antigua Caja España) éramos muy felices. Y ahora que te den por donde empiezan los cestos», se contiene el regidor en el último momento. «En cualquier caso, prefiero un agente a diario a que solo vengan los jueves a la oficina», añadió.

También a Toreno tienen que ir los vecinos de Matarrosa, que se quedó sin sucursal y estos días también sin la oficina móvil de Unicaja. El portavoz de Podemos en el Ayuntamiento, David ´Valenciano, reclamó ayer a Unicaja que reanude el servicio móvil en Matarrosa.

De Palacios a Villablino

La situación no es mucho mejor en Palacios del Sil, donde el alcalde, Roberto Fernández, lamenta que la oficina de Unicaja ya solo habrá «el último viernes del mes y haya que desplazarse hasta Villablino», donde también confluyen los vecinos de Babia y las colas han sido una constante estos días. «Es un despropósito lo que están haciendo». Fernando es otro de los que añora las formas de la vieja Caja, con Obra Social, incluso aquel Monte de Piedad de al antigua Caja León. «De piedad ahora poco, reconoce». Y lamenta que vecinos que tienen que gestionar estos días las ayudas de la Política Agraria Comunitaria se hayan tenido que desplazar, en algunos casos en taxi, hasta Villablino y aguardar largas colas en la calle en pleno confinamiento. «Imagínate por lo que están pasando los ganaderos con vacas. Nos tienen totalmente abandonados».

Igual se sienten en Cubillos del Sil. «Nos tememos que cualquier día cierren y se vayan», afirmaba ayer el alcalde, Antonio Cuellas, que no ha tenido respuesta favorable a sus quejas y recuerda que los mayores cobran la pensión en mano. El portavoz del PP, Pedro Jorge Fuertes, ya reclamaba hace unos días a Unicaja que no se limitara a abrir un solo día. «Lo de Unicaja en Cubillos es una muerte lenta», se quejó.

Tampoco están contentos en Fabero, a pesar de que las críticas no se dirigen contra los trabajadores, sino contra la entidad. «Estos día atienden al público dos días a las semana y el resto por teléfono, pero tememos que aprovechen la crisis del Covid para dejarlo así», advertía la alcaldesa, Mari Paz Ramón. «La saturación es exagerada durante estos dos días que atienden. Solo entran dos personas y una que atiende. Se hacen colas inmensas y es un poco vergonzoso. Otros bancos sí trabajaban todos los días y eso sí resuelve problemas».