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Cuarenta años del último tren correo

La ACF pide a las instituciones bercianas que sean «más combativas» con la Junta ante la «lentitud» de la gestiones del tren turístico de la MSP en el aniversario de su último viaje con pasajeros «Cada mes que pasa es letal», advierten

Ponferrada

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El andén olía a briqueta quemada y se notaba fresco al entrar en el vestíbulo, recuerda el escritor y profesor Gregorio Esteban Lobato, hijo de un fundidor que trabajó durante veinte años en los talleres generales de la MSP en Ponferrada, muy cerca de la estación de donde el 10 de mayo de 1980 -en una semana se cumplirán cuarenta años- emprendía el último viaje de ida y vuelta a Villablino el tren correo con pasajeros en sus vagones; uno de los últimos que circuló a vapor en Europa.

Aquel día, el del último viaje, no era la locomotora 31 que durante años tiró del convoy la que se disponía a trasladar a los viajeros, si no la número 18, recién reparada y más fiable, cuentan en el libro El Ferrocarril de Ponferarda a Villablino y la minería en el Bierzo Manuel Álvarez, Mike Bent, Daniel Pérez Lanuza y Lluis Prieto i Tur. La 31, hoy restaurada y dispuesta a tirar ahora del tren turístico si el proyecto cuaja definitivamente, «era similar a las otras locomotoras de la MSP, pero con menos potencia y por eso la habían puesto a tirar del tren más ligero, el que llevaba pasajeros», explica el propio Lanuza, portavoz de la Asociación Cultural Ferroviaria Berciana (ACF), que ayer mismo difundía una nota para pedirle a las instituciones que no permitan que aquel ferrocarril que tanta nostalgia despierta en personas como Lobato caiga en el olvido.

«Desde el fin de la actividad de Coto Minero Cantábrico se han dado los pasos fundamentales para poner este ferrocarril en manos del territorio y poder utilizarlo turísticamente, sin perder la puesta en valor de lo que constituye como patrimonio histórico industrial. Sin embargo, la lentitud administrativa va camino de evitar que sea un producto novedoso en nuestro ámbito geográfico más cercano», advierte la ACF. Y cita la experiencia de Portugal. «Sin irnos muy lejos, en las líneas portuguesas del Vouga y el Tua ya están funcionando o a punto de hacerlo, incluso con trenes de vapor, y eso es fundamental para atraer público internacional».

La ACF pedía ayer más agilidad a la Junta de Castilla y León.«Si bien en un principio parecía que la administración autonómica estaba decidida a que el único ferrocarril de su competencia pudiera prestar un servicio de desarrollo territorial, nos encontramos con demasiados años de parálisis en el departamento de Fomento de la Junta de Castilla y León; que está consiguiendo que este ferrocarril que tuvo la mayor celeridad en su tramitación administrativa y en su construcción al final de la década de 1910, tenga el record en lentitud en el mismo proceso y sólo para cambiar de gestor», escribe la Junta Directiva de la asociación, que piensa que en vista de la demora «todo indica que al representante de la Junta de Castilla y León no le interesa poner en manos del territorio este ferrocarril».

La ACF reconoce los avances. «Sería absurdo no negar los grandes pasos dados en 2019, como la puesta en funcionamiento por la empresa ARMF de los talleres del ferrocarril en Villablino y la creación de varios puestos de trabajo en el valle de Laciana; pero cada mes que pasa es letal para un ferrocarril, que necesita actividad para evitar el deterioro del abandono, y más si cabe en una coyuntura de negro presagio económico post pandemia». Por eso reclama a las administraciones bercianas. «Deben de implicarse más y ser más combativas con la Junta de Castilla y León para lograr la cesión del ferrocarril y poder trabajar en ofrecer una oferta turística real».

La reclamación de la ACF se apoya en la carga sentimental que el viejo tren de la MSP todavía conserva en el Bierzo y Lacina. Lobato, que de niño estudió en las escuelas de la MSP próximas a la estación de Ponferrada, recordaba ayer cómo en el momento en que salían al recreo, se oía pitar al tren del mediodía que partía hacia Villablino. Y recordaba al fogonero, que «atiborraba» de carbón a la locomotora, «El ténder repleto de agua y carbón. Bielas, grasa consistente y ruedas, listas para jugar al aro». Y los bultos el furgón de cola: «sacos, cestos crujientes, baúles, banastas, garrafones, jaulas con gallinas». Todo listo para emprender el viaje.