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Reindustrialización

Endesa cierra Compostilla con la promesa de invertir 600 millones en energías renovables

La central de Cubillos dejará de estar operativa a medianoche con la entrada en vigor de la normativa de emisiones

Ponferrada

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Dos mil ochocientos cuarenta y siete millones de megavatios hora, 124 millones de toneladas de carbón quemadas, 10 millones de toneladas de combustible importado y 1,2 millones de horas de funcionamiento. La hora de servicios de la central térmica de Compostilla II en Cubillos del Sil estará llena de cifras millonarias cuando a la media noche de hoy, y de forma definitiva, deje de estar conectada a la red eléctrica. Fuera del mercado energético desde diciembre de 2018 y después de un año y medio sin operar, el día que todos temían ha llegado.

Y quizá por eso, porque hoy no es un buen día para economía del Bierzo, que pierde una instalación que ha sido durante décadas su principal motor económico junto a la extracción del carbón y un símbolo de otros tiempos de mayor dinamismo industrial, la compañía Endesa no dejó de recalcar ayer su promesa de invertir 600 millones de euros para generar «en la zona» setecientos megavatios con energías renovables, eólica y solar, que sustituyan «en los próximos años» a los 1.050 megavatios de potencia instalada en la central de Cubillos del Sil; un complejo que comenzó a funcionar con el primero de los cinco grupos que ha llegado a tener allá por el año 1961. Endesa se ha esforzado en estos meses de parón térmico -los últimos de vida de una central sentenciada por la descarbonificación y la decisión de no invertir en ella para adaptarla a las nuevas exigencias medioambientales- en difundir las medidas de su Plan Futur-e con el que pretende paliar el cierre de la térmica y por eso recordó ayer que hay al menos 12 propuestas empresariales «vinculantes» para ocupare la superficie que deja la central en Cubillos y la instalación «queda disponible para generar energía eléctrica por razones medioambientales».

Con la central de Naturgy de Anllares en plena demolición, la desconexión de Compostilla II, destacó ayer Endesa en una nota, se llevará a cabo «en cumplimiento de los nuevos requerimientos ambientales en vigor desde el 1 de julio y a la espera de que el Ministerio para la Transición Ecológica emita una resolución autorizando el cierre de la planta». Endesa contaba con tres grupos operativos con una potencia total de 1.050 megavatios. Hoy es el último día que estarán disponibles para operar. Los otros dos grupos más antiguos, dados de baja por obsoletos y en fase de demolición, sumaban otros 480 megavatios de potencia.

Endesa, que forma parte del rupo italiano Enel tras su privatización, insistió ayer en una nota que el cierre de la central está «en línea con los objetivos de la política energética nacional fijados por el Ministerio para la Transición Ecológica y de acuerdo con su plan estratégico, para conseguir un sistema energético totalmente descarbonizado. La eléctrica volvió a explicar que «era inviable acometer las inversiones necesarias para que la central cumpliera los nuevos límites de emisiones establecidos por la Unión Europea», que entran en vigor mañana miércoles. Aunque operativa, la central no ha funcionado durante todo el año 2019 y 2020 porque «el incremento sustancial del coste de los derechos de emisiones y una caída significativa del precio del gas» sumió a Compostilla II «en una grave falta de competitividad». Y la entrada en la red eléctrica de 9.000 megavatios eólicos ha reducido «drásticamente» el hueco que tenía la energía térmica. El 6 de diciembre de 2018 fue el último día en que el operador del sistema eléctrico requirió energía de la central.