Un estudio advierte que un «pacto de silencio» impide investigar los fuegos

No sólo no suscitan rechazo social, sino que consiguen quesus vecinos les den cobertura en sus declaraciones cuando la investigación llega hasta un juzgado. Los autores de los incendios, por imprudencia en el uso del fuego para limpiar el monte o para la caza principalmente, dificilmente responden de sus actos. El caso de Oencia, donde el juez se ha visto obligado a decretar el archivo de las diligencias abiertas para aclarar el origen del incendio que costó la vida a dos trabajadores forestales en agosto del 2000, no es una excepción. A pesar de que una docena de vecinos del entorno de Arnado fueron citados a declarar, y a pesar de que los investigadores tenían una sospecha clara sobre la autoría del incendio, el juzgado ha tenido que cerrar el caso, sin que ninguna de las partes personadas haya recurrido el archivo. El estudio de Profor destaca que algunos de los investigados han encontrado «coartadas» en sus convecinos y que en los pueblos donde existe una «cultura del fuego», los propios perjudicados por un incendio llegan a renunciar a cobrar indemnizaciones por la pérdida de masa arbolada, pastos o incluso alguna cabaña. La caza, en primer lugar destacado, el pastoreo y la limpieza de fincas o extensiones de monte son las tres grandes causas de los incendios forestales en los que interviene la mano del hombre, según Profor. La falta de concienciación sobre las consecuencias del fuego y de convencimiento sobre la utilidad económica del monte también influyen en la proliferación de incendios, de acuerdo con el estudio de Profor.