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Veinticinco estadounidenses inician su formación en la acería para abrir otra idéntica en Kentucky

Los americanos se «entrenan» en Roldán

Mike Dougherty, un tipo alto, fuerte, rubicundo, que rozará los cincuenta, encabeza un grupo de hombres de casi idéntica tipología, aunque algo má

Publicado por
Roberto Arias Redacción - PONFERRADA.
Ponferrada

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Tanto Mike Dougherty como los miembros del pelotón que le sigue parsimoniosamente bajo un sol de justicia tienen cara de felices despistados. La propia de quien acaba de aterrizar a 12.000 kilómetros de su casa, a la vera del río Ohio, y de pronto se encuentra paseando por las tripas de una acería a la vera del río Sil, en un país del que la mayoría no es capaz de renococer ni los símbolos más prototípicos. Ni paella, ni toros... Ni mucho menos el jamón. Los norteamericanos recién llegados a la capital del Bierzo parecen tener claro que su misión será ponerse al día cuanto antes para que Roldán pueda poner en marcha con garantías su nueva fábrica de Carrollton, en la que invertirá varias decenas de millones de euros. Dougherty, y habla por todo el colectivo, no parece en absoluto traumatizado ante la idea de que un norteamericano pueda aprender algo en una acería española. Lo asume en términos muy empresariales, globalizantes. «Tenemos una fábrica en construcción en Kentucky y que remos que los operarios vengan aquí para aprender el proceso y ponerla en marcha. Es algo diferente y va a ser difícil. Pero como Acerinox es un grupo (en el que se integra Roldán), hay que aprovecharse del conjunto para hacer las prácticas», le traduce Mónica. El idioma, precisamente, será uno de los inconvenientes que tendrán que salvar tanto los norteamericanos como los trabajadores de Roldán que harán las veces de monitores personales para enseñarles como manejar algunas máquinas de la acería, que están consideradas secreto industrial. El responsable de personal de Roldán, Manuel Ángel Fernández Arias, tiene la respuesta: «Tendremos intérpretes en muchos de los puestos de trabajo para facilitar la comunicación». Los aprendices norteamericanos dedicaron ayer casi todo el día a recorrer la fábrica -en la que se emplean más de 300 personas-, y en las próximas jornadas se dedicarán a profundizar en el conocimiento de cada sección. Son un equipo muy homogéneo en todos los sentidos. Veinticuatro varones, y una chica Jennifer, con edades comprendidas entre los dieciocho y los treinta y poco años. «La media de edad es de 31 años», comenta Fernández Arias. Pantalones tejanos, camisetas de algodón ajustadas, biceps como muslos de futbolista, y espaldas como frigoríficos familiares. Como sacados de una película. La mitad ya tiene experiencia en el tratamiento del acero en una de las factorías que una de las filiales del grupo Acerinox, NAS, ya posee en Kentucky. El resto tendrán que ponerse al día con el contador a cero. También en las costumbres españolas. ¡Aunque siempre les quedará Mc Donald''s!.

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