Diario de León

FRAGUA DE FURIL Manuel Cuenya

A orillas del Tormes

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Aprovechando unos días de asueto, con motivo de las fiestas de la Encina, me encaminé a la capital charra, que este año se ha convertido además en capital cultural europea. Una capital cuyo símbolo es el toro, animal emblemático. Hay toros-estatua por todos los rincones de la ciudad. Toros pintorescos y divertidos que parecen jadear en el campo ferial de las animadas noches charras. Es probable que Salamanca haya querido imitar a Berlín en ese su gusto por los animales totémicos. Si en Salamanca hay ahora muchas esculturas de toros en las calles y plazas importantes, en Berlín nos topamos con figuras de osos a cada paso que damos. Cada cual haciendo honor a su toponimia o sentido original. Desde hace algunos años, en tiempo festivo, hago una escapada a Salamanca. Una escapada que ya forma parte de la tradición y que en realidad es como una peregrinación a la Meca de las músicas místicas. Salamanca es una Compostela musical que entraña mucha espiritualidad. Resulta extraordinario estar en una ciudad que te permite vivir al mismo tiempo en el medioevo y en la época actual. Algo así nos contaba el profesor Gustavo Bueno hace ya algunos años en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Oviedo. Es evidente que el maestro Bueno vivió la Salamanca profunda e incensaria en todo su esplendor. Pero esto da para otra columna de opinión, acaso más dialéctica. Este año la Plaza Mayor salmantina se convirtió, al menos por algunos minutos, en una Xemaá-el-Fná, ese espacio de libertad en el que tienen cabida los cuentos más espectaculares y los cuentistas más sorprendentes. La actuación de los marroquíes Nass Marrakech, con su música de trance, hizo que rememorara momentos hermosísimos en la plaza más animada de Marrakech. Y al día siguiente, y luego de más de tres horas de espera, Omar Faruk, acompañado de unos músicos extraordinarios, lograron trasladarme a Turquía. Un viaje alucinante al Cuerno de Oro. La espera bajo la lluvia mereció la pena. Esto es lo que te ofrece esta capital a orillas del Tormes, ahora ciudad universal. «Salamanca, que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado» (Del Licenciado Vidriera. Al III Centenario de la muerte de Cervantes). Siempre que vuelvo a Salamanca, además de alcanzar el trance espiritual, me da como el síndrome de Stendhal. Tanta belleza me pone muy nostálgico. «A veces hay tantísima belleza en el mundo que siento que no la aguanto y que mi corazón se está derrumbando», dice Ricky Fitts, uno de los personajes de American Beauty. Salamanca o la belleza.

tracking