Los activistas de la república exigen a la democracia una reparación moral

Sobre el escenario de la Casa de la Cultura de Ponferrada hondearon ayer los colores de la bandera republicana. Un centenar de personas, la mayoría de una edad que peinaba canas, siguieron con atención y emotividad las conferencias, mesas de debate y proyecciones sobre los campos de concentración de Franco, la represión y la prisión figurada en la que han vivido los que perdieron la guerra y que aún hoy son considerados incomprendidos. El catedrático de Políticas de la Complutense, Juan Carlos Monedero, significó que después de los miles de muertos y represaliados de la guerra, -300.00 presos, 700.000 exiliados-, cómo se podía explicar que el régimen franquista fuera el que legó la democracia y cómo era posible que no haya habido «una reparación moral y material de una cosa que se llama democracia respecto de un régimen que tanto daño hizo». La respuesta para él está en que hubo voluntad política de que la «inmaculada transición», así fuera. Monedero tiró de las orejas a los herederos del franquismo, a la UCD, pero también a los socialistas, con Felipe González a la cabeza, por «acallar la memoria de la II República y la Guerra Civil Española». Los intelectuales españoles rompieron los puentes intergeneracionales, no fueron capaces de transmitir la experiencia de la emancipación, y si no se trasmite, «no se tiene, no surgirá nada», dijo Monedero. Éste atribuyó la situación a la debilidad de la conciencia crítica española. Para el PP hubo igualmente críticas. De Aznar y del resto de los conservadores dijo que no han sentido la obligación de pedir disculpas y de reconocer de alguna forma el daño que sufrieron muchos represaliados. Monedero lamentó que haya que suplir el engrandecimiento de determinadas figuras. Como ejemplo citó la muerte de la madre del Rey, coincidiendo con el fallecimiento de Irene Falcón, luchadora antifranquista y secretaria personal de La Pasionaria. «Como no sabían dar ningún otro tipo de explicación tuvieron que decir que la madre del Rey poco menos había conseguido la lógica unión de padre e hijo, y no se aludía a la traición que hizo el rey Juan Carlos con su padre», expresó el catedrático.