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Publicado por
León

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En el año 2001 se presentaron más de 27.000 denuncias por malos tratos en el ámbito doméstico, según la Fiscalía General del Estado. En lo que va de año unas cincuenta mujeres han perdido la vida a manos de sus cónyuges o compañeros y las denuncias por conceptos violentos alcanzan la cifra cercana a 15.000, que se verá largamente rebasada cuando el año 2002 eche el telón definitivo. Estas cifras corregidas o aumentadas se han convertido en rutina y en postrero balance anual. Raro es el día que no escuchamos o leemos situaciones de violencia que en el peor de los casos tienen un final desgraciado e inapelable, la muerte de la víctima que harta, probablemente, de tanta denuncia ante la autoridad competente no encontró la ayuda legal necesaria que le permitiese, siquiera, sobrevivir con cierta dignidad alejada de las manos del homicida. Después de años esperando que los partidos políticos, alternativos en el uso del poder, se decidiesen a poner coto legal a tanta sin razón, el gobierno de turno rechaza un proyecto de ley contra la violencia de género porque la oposición en pleno se adelantó a sus propuestas debido a la demora en la elaboración de una ley integral sobre esta problemática, prometida, como tantas otras cosas, en la efervescencia y fragor de una campaña electoral. Es inquietante que las iniciativas parlamentarias presentadas por los grupos políticos de la oposición no encuentren el eco necesario en el gobierno y consideren imprescindible que el tiempo político lo marcan ellos y al ritmo que consideren oportuno. Para eso han sido elegidos aunque los proyectos prometidos vayan camino de perderse en el infinito. Si el tiempo político lo marca el gobierno del partido popular, el tiempo religioso lo marcan los jerarcas de la Iglesia. La jerarquía, no la doctrina predicada y trasmitida a los feligreses. Si las causas de la nulidad matrimonial son múltiples, o al menos eso nos han demostrado con las decisiones tomadas en infinidad de ocasiones, es inaudito que la bestialidad de las palizas no forme parte de ellas. No termino de entender determinados pronunciamientos de los obispos de la iglesia católica. No tengo ni idea de Derecho Canónico y por tanto tampoco tengo ni idea si los malos tratos, tal y como afirman los expertos en semejante materia, están o no contemplados como causa de nulidad matrimonial pero el sentido común me hace intolerable tal injusticia. Hasta que la muerte los separe. Esta frase tan llamativa, llevada al límite máximo, es motivo de separación forzosa en algunos matrimonios.

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