Arte en confinamiento
Un escultor de chatarra en Lomba
El soldador de plataformas petrolíferas jubilado, Félix López, expone decenas de figuras que hace con una radial y con un viejo grupo soldador
El tiempo libre da para mucho, entre otras cosas para crear arte y agradar con sus obras al vecindario. Félix López es un jubilado de 68 años que se pasó los meses más duros del confinamiento creando esculturas en su casa del pueblo de Lomba, en el municipio de Benuza, en el valle bajo del río Cabrera. Trabajó muchos años de soldador en plataformas petrolíferas por todo el mundo para una multinacional holandesa. Lo hizo en profundidades marinas del peligroso Mar del Norte hasta en otros puntos de Oriente Medio, como Arabia Saudita. Ahora tiene su retiro en esta zona de La Cabrera adscrita administrativamente al Consejo Comarcal del Bierzo.
Félix ha hecho esculturas de todo tipo, utilizando la chatarra que acumulaba en su casa. Para modelar las figuras que salen de su cabeza sólo utiliza dos rudimentarios instrumentos: un viejo grupo soldador que conserva desde sus comienzos laborales en plataformas petrolíferas, y también una simple radial. Es decir, una para cortar y la otra para pegar, para unir. Con esos dos utensilios modela esculturas de chapa que ha colocado y expone para el público en general frente a su casa, y que ven todos los que pasan por la carretera general que comunica las localidades de Sigüeya, Lomba y Silván con la zona industrial de La Baña o Pombriego y Puente de Domingo Flórez.
Desde que le tocó quedar confinado en su casa de Lomba ha producido muchas piezas y con temática diferente. Todo lo que se le ocurra, Félix López es capaz de plasmarlo en figuras de metal. Unas con trabajo sencillo y otras con la necesaria elaboración más complicada.
Bien comunitario
«Mi única aspiración es dar alegría a la gente. Estas esculturas son una obra para todos»
Así, cuenta con esculturas como la del Quijote, la de un agricultor con su guadaña para segar en los prados montado a caballo, dos gimnastas en equilibrio o la curiosa o cómica figura de un hombre caminando portando a costillas a otro hombre sentado de espaldas.
Félix López contaba ayer domingo que todo lo hace con la chatarra y metales de desperdicio y que todo lo que hace lo expone para que la gente que pasa por Lomba lo disfrute. «Yo soy feliz haciendo feliz a la gente; quiero que estas piezas sean para disfrute de todos, que sea como una especie de bien público», decía este peculiar escultor de tiempo libre que no se da ninguna importancia ni presume de aspiraciones artísticas.
Desde que se acabó el confinamiento, Félix no ha dejado de seguir produciendo sus esculturas. Así, ha hecho ya tres pirámides, un leopardo, un tipo cruzando un río en una balsa y una mujer tirando del ramal de un caballo, con el hombre subido al animal.
«Lo que hago pretendo que de alegría y es una obra que hago para todos, no para uso personal propio», remarca el autor, quien invita a todo el que pase por el pueblo de Lomba a detenerse y a contemplar estampas de vida rural, cotidiana y literaria.
El curioso transportador de personas. DL
El simbólico Quijote. DL
El guerrero situado a la entrada de la casa. DL