Ampliación de plantilla
Dos mujeres entre 51 candidatos aspiran a entrar en los bomberos
Solo el 43 por ciento de los 117 inscritos se presentan a las pruebas de selección
Laura Guillén no le tiene miedo a la cuerda. Ni al agua. Ni a la velocidad. Ni al vértigo. Ayer madrugó para conducir desde Vigo a Ponferrada —tres horas de carretera con su coche— y plantarse minutos antes de las diez de la mañana ante las puertas del pabellón de deportes José Arrojo de Flores del Sil. Junto a Laura, de 39 años, otras cincuenta personas, y solo una mujer más, aguardaban en los aparcamientos el momento de acceder, por orden alfabético y con un estricto protocolo anti covid, al interior del pabellón para presentarse al primer examen de las pruebas convocadas por el Ayuntamiento de Ponferrada para ampliar su plantilla de bomberos.
Lo peor, lo dicen todos, son los test físicos y en especial la temible prueba de la cuerda de cinco metros y ochenta centímetros que tiene subir a pulso en un máximo de 16,5 segundos, los hombres, y 18,5 las mujeres. Allí es donde se producen más bajas.
Pero Laura Guillén, le cuenta al periodista, es capaz de hacerlo. «En todas las pruebas estoy en el diez», decía ayer, sin ningún tipo de alarde, más bien al contrario, mientras accedía a dejarse fotografiar junto a uno de los grafitis que decoran el exterior del pabellón.
Laura Guilén y, sentada, Ariadna de Barros. CFC
Ariadna de Barros, una sevillana de 41 años residente en Oviedo es la otra candidata junto a Laura Guillén a convertirse en la primera mujer que ingrese en el cuerpo de municipal de bomberos de Ponferrada. Las otras dos inscritas no se presentaron ayer, en una jornada en la que solo el 43 por ciento de los 117 apuntados de la península e incluso de Canarias, comenzó las pruebas. Las medidas de restricción de movilidad, reconocía el jefe de bomberos Olivier Bao, les han tenido que desanimar. «Sabíamos que no vendrían todos, pero esperábamos a alguno más y se han quedado en 51», reconocía Bao
«Soy más ciclista»
Ariadna, que después dos horas y media de carretera se sentó ayer de las primeras en una de las mesas separadas del pabellón de Flores del Sil, no es de las que ha renunciado antes de empezar. Tampoco a ella le da miedo la cuerda, ni el vértigo, ni la prueba de natación, aunque quizá le tenga un poco más de respeto a la de velocidad. «Soy más ciclista», decía ayer en el momento en que rellenaba la declaración previa en la que cada aspirante garantiza que no es una fuente potencial de contagio de la covid. Ariadna, de 41 años, es jardinera en Oviedo y como Laura, se ha estado preparando en una academia estos meses.
Un techo por romper
Lo mismo han hecho la mayoría de los 51 aspirantes a las diez plazas de bomberos fijas y a las entre siete y nueve de interinos con los que el Ayuntamiento quiere alcanzar los 40 profesionales en Ponferrada. Todos ellos tenían que demostrar ayer que conocen el callejero de la ciudad, la legislación adecuada, y a partir de la semana que viene, si puede subir la cuerda, correr los cien y los mil metros, nadar cincuenta metros en una piscina y saltar lo suficiente como para superar las pruebas físicas.
Ese es el techo que se han propuesto romper este año Laura Guillén y Ariadna del Barro. Y aunque ayer disimulaban los nervios mientras aguardaban a que sus nombres sonaran por la megafonía y les tomaran la temperatura para entrar en el pabellón, al igual que hacían sus compañeros varones, ninguna de las dos le tenían miedo.