Diario de León

MEPIROLAUNI Jorge Villa

La vida a lo Romaña

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León

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La vida en el Campus de Ponferrada vuelve a la normalidad. Tras las presentaciones, los qué tal el verano y las exhaustivas radiografías a los nuevos/as la rutina diaria parece implantarse sin traumas. Los estudiantes se adaptan a sus nuevos pisos y a sus compañeros. Las noticias de telediarios y periódicos sirven para conocerse un poco mejor y saber con qué clases de tipos compartirás el hogar estudiantil. La organización del dormitorio y los libros de cabecera pueden reflejar un poco la personalidad del estudiante pero son las primeras y espontáneas tertulias de la comida las piedras angulares que aventuran cómo resultará la convivencia en el piso. Anteayer, día de Santa Teresa, se falló el premio planeta de este año y, para alegría de quien les escribe y dignificación de tan desprestigiado galardón, ganó Bryce Echenique. Seguramente el mejor escritor iberoamericano vivo que existe (sí, no es tontería y no me olvido de los García Márquez, Vargas Llosa, Delibes, Umbral...) y uno de los mejores radiografiadores de la vida universitaria, con sus miserias, borracheras y amoríos incluidos, de la literatura mundial. La ácida mirada de su alter ego, Martín Romaña, en "Cuadernos de Navegación para un Sillón Voltaire" resulta tan sublime que quien les escribe no pudo por menos que pegarse un homenaje cubatil a la salud del último éxito del escribidor limeño. Exaltado y emocionado se lo comenté a Javi, uno de mis compañeros de piso, en la sobremesa. Él que se aficionó al mundo del autor de "Un mundo para Julius", me recordó que cuando hace un año comenzamos a compartir piso pasamos varias de nuestras primeras comidas hablando sobre Bryce Echenique y sus estudiantiles personajes, todos repletos de una mala baba desternillante. Y en esas estábamos cuando informaron por la tele sobre un videojuego que el gobierno norteamericano ha ayudado a comercializar y está causando sensación en ese país que no encuentra al francotirador que se autoproclama Dios. También triunfa entre los hijos de la Gran Bretaña, dijo el presentador. El jueguecito versa sobre invasiones bélicas y se supone que uno gana si consigue asesinar a Sadam Hussein. Por supuesto la tele no mencionaba que dicho ciberentretenimiento, para todos los públicos, pergeñado por el amigo americano fuera apología al terrorismo susceptible de juzgar por un tribunal internacional. Pero como era el día de gran Alfredo Bryce, Javi y yo decidimos obviar la fascistada y salir a tomar unos güisquis, de esos que tanto disfruta Martín Romaña, hasta La Escandalera con nuestro nuevo compañero de piso, Ángel. Para fortalecer relaciones, contemplar a las nuevas estudiantes y...

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