Diario de León

Señalan que el índice de muertes por suicidio entre sus miembros es superior a las ocasionadas por terrorismo

Las familias de la Guardia Civil piden que se democratice la institución

Las representantes de la Plataforma de familiares por la Dignidad de la Guardia Civil exigieron ayer a Defensa la aprobación de medidas

Las integrantes de la Plataforma junto al leonesista Joaquín Otero

Las integrantes de la Plataforma junto al leonesista Joaquín Otero

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Cristina Fanjul Redacción - PONFERRADA.
Ponferrada

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Las mujeres de los Guardias Civiles de la Comarca, embrión de la actual plataforma de defensa de los miembros de la Benemérita, denunciaron ayer que el suicidio es la primera causa de muerte entre los miembros de esta institución, por delante de las ocasionadas por el terrorismo. Así, el año pasado se produjeron once suicidios. Pero, además, la ausencia de libertad de expresión, la falta de respeto con la que los agentes son tratados por parte de los mandos, los bajos salarios -menos de un euro a la hora- y las condiciones de trabajo son la causa de que el índice de bajas por depresión aumente cada año. En este sentido, si en el año 2000 el mobbing, el stress y la depresión se cobraron 1.399 bajas, en el 2001 esta cifra se incrementó hasta las 1.780. Por ello, desde la Plataforma exigen, entre otras medidas, la integración social de los guardias civiles, la equiparación de sueldos con el resto de las fuerzas de seguridad del Estado, la libertad de residencia y la puesta en marcha de una política real de prevención de riesgos laborales. Por otro lado, Susana Rodrígez Díaz exigió la readmisión de todos los guardias civiles expulsados de la carrera por hablar y demandó para los agentes y sus familiares la capacidad de asociarse y gozar de los mismos derechos constitucionales de los que gozan el resto de los ciudadanos. Asimismo, y con respecto a la discreccionalidad con la que, según apuntó, los mandos tratan a sus subalternos, la delegada de la Plataforma recordó que un guerdia civil se ve obligado a cumplir una sanción disciplinaria y, a posteriori, recurrirla. «Lo malo de estos casos es que las sanciones se establecen por cosas tan absurdas como un botón mal abrochado. Por esta falta, un guardia civil puede ser condenado a un mes de prisión domiciliaria», señaló.

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