«Me iba a meter justo debajo del hundimiento», relata uno de los mineros sepultados

«Toda la vida te pasa en diez minutos», decía ayer el picador de la empresa Alto Bierzo José Antonio Juárez al recodar las seis horas que pasó encerrado en un reducto del interior de una galería del pozo Ladil, junto con otro trabajador, antes de que sus compañeros los rescataran a ambos ilesos. Tanto Juárez como el ayudante de barrenista Constantino González, todavía con el susto en el cuerpo, evitaron ayer hacer declaraciones a los medios de comunicación que se interesaron por su dramático experiencia, pero el primero sí accedió a contar sus sensaciones a una emisora. «Me tiré para abajo y me iba a meter justo debajo del hundimiento. Se cortó delante de mí y tiré para arriba. Eso fue lo que me salvó», narró telefónicamente a Radio Bierzo recordando el momento en que el techo de la cuarta planta de la capa 21, en el pozo Ladil de Tremor de Arriba, se vino abajo. Juárez y González resultaron ilesos. «El miedo que teníamos es que no tuviéramos ventilación», aseguró. Cuando comprobaron que así era y contactaron con sus compañeros golpeando la chapa del panzer, se resignaron a esperar. «Nos pusimos a comer el bocadillo. Teníamos un poco de hambre», explicó. Los 170 trabajadores de Alto Bierzo, propiedad de Manuel Lamelas Viloria, pararon ayer para celebrar que sus compañeros están vivos y llamar la atención sobre la seguridad.