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El Bierzo Alto se reivindica

Donde el vino puede llenar el vacío que dejó la mina

La primera bodega de un municipio minero en adherirse a la DO, Altos de San Esteban, reivindica el potencial vitivinícola del Bierzo Alto por el valor que aportan sus suelos y la altitud de los viñedos

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Ponferrada

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El día que el Ministerio de Agricultura aprobó el nuevo reglamento de la Denominación de Origen Bierzo, a finales de 2019, todo cambió en Altos de San Esteban. El pliego de condiciones de la nueva era, el mismo que recoge la clasificación de los viñedos por unidades geográficas menores, abrió la puerta a la incorporación de diez nuevos municipios a la DO, incluidos seis de las cuencas mineras, que en los años 50 abandonaron el cultivo de la vid y relegaron la agricultura a un plano marginal para dedicarse en cuerpo y alma al carbón. El día que el Ministerio de Agricultura ratificó la normativa revolucionaria que regirá el trabajo de la Denominación de Origen Bierzo durante los próximos años; ese día, Manolo Marqués se acordó de su padre, Manuel Marqués Patarita, y de Casa Chelo, la taberna con bodega regentada por su madre en Bembibre.

Manolo Marqués es uno de los cuatro socios fundadores de Altos de San Esteban, el proyecto en Bierzo Alto de la bodega Marqués de Bembibre que pivota en torno a la figura del ya fallecido Patarita, un enamorado del viñedo, antiguo viticultor y bodeguero que jamás abandonó las viñas pese al auge de la minería y a que su trabajo le obligaba a pasar las noches en una fábrica de ladrillos. Los otros tres socios son José Ramón Álvarez-Bairrada, Gregorio Clavero y Pedro García. Cuatro amigos de la etapa universitaria que hace un cuarto de siglo decidieron embarcarse en un proyecto vitivinícola que ha adquirido una nueva dimensión con su entrada en la Denominación de Origen Bierzo. Sí, Altos de San Estaban es una de las bodegas pioneras de territorio minero en adherirse a la deó.

La altitud y el suelo

La maduración de la uva es más tardía a 700 metros y los vinos son ágiles, frescos y fáciles de beber

Pertenecer al municipio de Torre del Bierzo había sido, hasta ahora, un motivo de «marginación», tal cual lo describe Manolo Marqués. No formar parte de la lista de bodegas adscritas al Consejo Regulador limitaba por completo las expectativas de crecimiento de Altos de San Esteban y restaba importancia a su proyecto. «Nos hemos sentido discriminados al habérsenos negado reiteradamente la entrada en la DO, pero esa fase ya está superada y encaramos un futuro ilusionante en la búsqueda de unos vinos de calidad», expresó Marqués.

La Mendañona y la viña de San Esteban son los nombres de las parcelas donde Altos de San Esteban cultiva sus uvas. La primera siempre ha estado plantada de Mencía, pero al pertenecer a Torre —está ubicada a las afueras de Albares de la Ribera— quedaba fuera de la deó. La segunda está en San Esteban del Toral. Esto sí es Bembibre, parte ya de la marca de calidad. El problema es que esta viña de monte se replantó en 1887, después de la filoxera, con las variedades Merlot y Cabernet Sauvignon, que están fuera del amparo de la Denominación de Origen Bierzo. Por eso, ahora se ha injertado y reconvertido a la variedad Godello.

Climatología

«El Bierzo Alto es más frío y seco, sin neblinas. Podemos obtener una uva sana sin fitosanitarios no ecológicos»

«Con nuestra actual entrada en la DO, hemos apostado por una reconversión total a Godello en las parcelas de San Esteban del Toral», explicó Manolo Marqués, que reivindica el Bierzo Alto como una zona histórica de producción de vino y confía en que el paso que ellos han dado sirva de base para que otros hagan lo mismo y el sector renazca en una zona de tradición minera en la que ya no quedan minas. «Queda mucho por hacer, pero estamos ilusionados ante el reto que enfrentamos y desearíamos que otros muchos en el Bierzo Alto nos acompañaran en este viaje», subrayó.

«Devolver la dignidad histórica a un lugar tradicional de elaboración». Estas palabras pronunciadas por el viticultor y bodeguero Ricardo Pérez Palacios, una de los impulsores de la nueva normativa de la DO Bierzo, resumen a la perfección el objetivo de dar cabida a los municipios mineros. Eso es lo que quieren los socios de Altos de San Esteban, dignificar su trabajo y el sector en una zona de enorme potencial por las características y la altitud de los suelos.

«El Bierzo Alto fue históricamente una zona con mucha superficie de viñedo cultivada y que tendrá muchas cosas que aportar en lo que se refiere a diversidad y diferenciación de los vinos. Es una zona de mayor altitud y con una maduración más tardía, donde la uva mantiene una buena acidez natural que permite elaborar vinos ágiles, frescos y fáciles de beber», explicó el enólogo Fermín Uría. Él es el artífice del último giro que ha dado Altos de San Esteban hacia una viticultura sostenible que permita reconocer sus vinos bajo la etiqueta ‘ecológico’, ya que se ha incorporado al proyecto como asesor en la elaboración de los mismos. En ese objetivo, el papel de los suelos y el clima del Bierzo Alto es fundamental, porque sus características —explicó Manolo Marqués— permiten no depender de determinados productos fitosanitarios.

Lo que queda

Mientras que a finales de los 50 la superficie de viñedo supera las 500 hectáreas, ahora hay cien

«Nuestro clima es intermedio, entre atlántico y continental. Los inviernos son muy fríos y los veranos, calientes, secos y despejados. El Bierzo Alto es más frío y seco que el Bierzo Bajo y sin neblinas, lo que hace que podamos obtener una uva sana que no necesita fitosanitarios no ecológicos», subrayó Marqués.

Las dos hectáreas de La Mendañona están ubicadas a una altitud superior a los 650 metros y la Viña de San Esteban, con un superficie ligeramente inferior a las tres hectáreas, está a unos 700 metros sobre el nivel del mar. Esta altura, en una zona con una maduración más lenta y tardía y con suelos pobres en materia orgánica, «contribuye a la obtención de uvas de calidad óptima» que dan vinos «elegantes con un marcado carácter varietal, notas minerales y un buen equilibrio y recorrido en boca. Son vinos de trago largo que mantienen un carácter fresco y no son excesivamente corpulentos», ahondó el enólogo.

Un objetivo

«La Administración debería impulsar el renacer de la viña para ocupar espacio abandonado por la minería»

Una calidad que ahora, por fin, está avalada por la DO Bierzo. «Es, sin duda, un impulso al proyecto en un mercado que cada vez reconoce y demanda más vinos de nuestra zona», consideró Uría. Un estímulo para que otros hagan lo mismo. De hecho, ya hay movimientos en el Bierzo Alto. «Hay proyectos, tanto personales como empresariales, que se han preocupado por recuperar y mantener pequeñas manchas de viñedo viejo que aún quedaban y que corrían riesgo de perderse. También hay otros proyectos que están reestructurando parte del viñedo y reconvirtiendo variedades no autorizadas a Mencía y Godello, principalmente», destacó.

La producción anual de Altos de San Esteban ronda los 25.000 kilos —bajo las marcas La Perra Gorda, Viñas de Monte y La Mendañona— y sus socios han adquirido un serrería en Matachana (Castropodame) donde tienen intención de crear un pequeña bodega, ya que hasta el momento han estado elaborando sus vinos en Villadecanes. Pasar a formar parte de la DO Bierzo ha servicio para dar un empuje a sus planes no solo como proyecto particular, sino como acicate para el resurgir de la viticultura en la zona.

Nuevos proyectos

«Se está reestructurando viñedo y reconvirtiendo variedades no autorizadas a Mencía y Godello»

«Queremos participar e impulsar el renacimiento de la viña en el Bierzo Alto con el fin de ocupar el espacio abandonado por la minería. Hemos de recuperar la viña y el vino no solo como una actividad productiva, sino como un modo de mantener y proteger el medio rural», defendió Manolo Marqués. Él mismo explicó que de las más de 500 hectáreas que había en el Bierzo Alto a finales de la década de 1950, quedan unas cien. Ahora, ellos quieren convertirse en el «ejemplo a seguir» por otros para que «juntos podamos reactivar el Bierzo Alto».

«Este cambio, con la inclusión de los nuevos municipios en la Denominación de Origen Bierzo, puede ayudar a potenciar y desarrollar nuevamente el cultivo del viñedo en nuestra zona. Como todo en el mundo del vino, con tenacidad y paciencia, este trabajo mantenido se podrá ver reflejado y aportará riqueza y diversidad a la zona, así como una nueva actividad económica que pueda contribuir al desarrollo rural», revalidó Fermín Uría.