Patrimonio en peligro
Azote vándalo a la obra rupestre de Peña Piñera
Las pinturas de arte Postpaleolítico avanzan en su deterioro por destrozos de desaprensivos ante la impotencia del Ayuntamiento de Vega
Vega de Espinareda cuenta con uno de los mayores potenciales turísticos, no sólo por los valores naturales como puerta de la Biosfera de Ancares, sino especialmente por albergar en una montaña —junto al pueblo de Sésamo— una de las mejores colecciones rupestres de arte Postpaleolítico de toda la provincia de León. Son las ancestrales pinturas esquemáticas de Peña Piñera, declaradas Bien de Interés Cultural, con origen establecido entre el Neolítico y el Bronce Final. Es decir, hasta el siglo VI antes de Cristo.
El Ayuntamiento de Vega de Espinareda y la Junta de Castilla y León han venido desarrollando una labor de recuperación y conservación del entorno, creando con esfuerzo inversor una ruta didáctica de primer nivel para facilitar la visita. El recorrido del paraje natural impresiona en positivo y, —salvando las diferencias— en nada envidia a los grandes y más masificados atractivos turísticos del Bierzo.
Las pinturas rupestres de Peña Piñera forman parte de Peña Alta o Pico Sufreiral, y se encuentran enclavadas en un farallón cuarcítico de su ladera oriental. Se diseminan en abundancia de muestras pictóricas de color rojizo a lo largo de un imponente friso de 900 metros de largo, con salientes de peñascos de entre 15 y 20 metros de altura. Incluso lo atraviesa un canal para mina. Su puesta en valor ha experimentado un largo recorrido en el tiempo. Así, los primeros científicos que estudiaron estas pinturas, las clasificaron y ordenaron como hoy las conocemos, fueron José Luis Avelló y José Avelino Gutiérrez, en 1986. Ellos ya distinguieron 351 motivos de pintura rupestre, que agruparon en ocho conjuntos, siguiendo un recorrido de norte a sur del farallón. Con posterioridad, otro investigador llamado Feliciano Cadierno Guerra logró catalogar más muestras, hasta llegar a un total de 698, según los datos facilitados por la Junta.
A la izquierda, al fondo, Vega de Espinareda vista desde Peña Piñera. M.F.
Jirones y rayaduras
Pero, ahora, hoy, todo este potencial se está viendo amenazado por la acción vandálica e ignorante de personas que han atentado contra estas primeras muestras de arte, perteneciente a los orígenes mismos de la civilización humana.
La paradoja
El alcalde de Vega desvela que hay más pinturas y no desbrozan el monte por temor a que las destrocen
A lo largo del recorrido llaman la atención los jirones y rayaduras hechas en la roca por desaprensivos. Buena parte de los escritos vandálicos muestran nombres de personas, parecidas a las pinturas que aparecían en las puertas interiores de los retretes públicos. Incluso hay quien se ha atrevido a dibujar con una piedra sobre estos vestigios milenarios la figura de un humano, como las que pintan los niños de primaria. También sobresale en todos estos destrozos y atentado cultural y patrimonial el dibujo de una gran estrella judía, cerca de una figura antropomórfica. A lo largo del recorrido, encoge el alma ver la abundancia de borrones de destrozos sobre unas pinturas y murales pétreos que se han mantenido intactos siglos y siglos, hasta ahora.
"Santín" y una fecha en el farallón. M.F.
Aflicción del alcalde
El alcalde de Vega de Espinareda, Santiago Rodríguez, es conocedor de los daños causados a este valioso e irrepetible patrimonio milenario. Santiago Rodríguez no oculta su disgusto, su impotencia y también aflicción por sacar a la luz y poner en valor estas pinturas, y luego, debido a la acción de unos pocos, echar por tierra el trabajo y el valor patrimonial de todos. Un valor legado por los ancestros de los que trabajan por mejorar las cosas y por los que se dedican a destruirlas, causando daños y miseria.
«Es bueno que la gente se mueva, conozca el valioso patrimonio que aquí tenemos; pero también te desconcierta el hecho de que tras el esfuerzo para su recuperación y que la gente pueda disfrutarlo, luego venga alguien y lo destruya», remarca el alcalde de Vega de Espinareda.
Es más, ofrece un dato revelador: «En esta zona de gran valor hay más pinturas y hemos decidido no desbrozar más para que no se destrocen».
Santiago Rodríguez cuenta que desde el Ayuntamiento disponen de medios limitados para proteger este arte rupestre y alaba el trabajo hecho por la Junta de Castilla y León. Entiende que es difícil en los tiempos que corren solicitar inversiones, pero cree muy necesario desarrollar por parte de la Administración algún tipo de actuación encaminada a minimizar el avance del deterioro que están recibiendo este paraje Postpaleolítico.
A la izquierda una estrella pintada por los vándalos en el recorrido de 900 metros por Peña Piñera. M.F.