Teatro
‘Los que hablan’, o Luis Bermejo y Malena Alterio
La obra de Pablo Rosal se representará en el teatro Bergidum el próximo viernes día 16
Dos personajes entran al escenario para hablar el uno con el otro. Luis Bermejo y Malena Alterio se subirán el próximo viernes 16 (19,30 horas) al escenario del Bergidum para interpretar Los que hablan , un texto de Pablo Rosal que bebe de la mejor tradición del absurdo, según anunció ayer el teatro ponferradino.
«Los que hablan pretende reencontrar, borradas todas las pistas, la experiencia del personaje originario del escenario, la experiencia animal del primer hablante. El molde, el maniquí. Presentar ante el espectador seres pre-culturales, siempre frágiles, en la cuerda floja, nunca acabados, antes de conseguir ser alguien», explican desde el Bergidum en la ficha sobre la obra.
Luis Bermejo y Malena Alterio, son en realidad dos personajes que se representan a sí mismos, sentados en torno a una mesa, con unas formas y una actitud que parecen indicar que su objetivo es dialogar, hablar de algo que tienen en común. En un tono eminentemente cómico teñido de reminiscencias del teatro de Ionesco, Beckett, Jardiel o Mihura, los dos personajes, situados frente a frente, callan, emiten sonidos guturales y onomatopéyicos, comienzan frases —que reiteran muchas veces—, llenas de lugares comunes, de obsesiones, de automatismos, de vacíos, de íntimas y vanas preocupaciones.
Sobre la obra
Luis Bermejo y Malena Alterio son en realidad dos personajes que se representan a sí mismos
Las más de las veces las dejan en suspenso y ni siquiera escuchan a su interlocutor. En el aire pende una duda: ¿es posible aún la comunicación humana a través de la palabra?
La comicidad de Malena Alterio y Luis Bermejo envuelve al espectador en un juego teatral de reminiscencias infantiles que sería muy difícil sostener sin dos actores de su talla.
La crítica ha elogiado el trabajo de la pareja de actores que «crean personajes con un gesto, con un golpe de voz, con una mirada. Que fácil lo hacen (…) Una actriz y un actor que llenan el escenario con su presencia, con su talento. Sostener cada palabra, cada momento, cada mirada no es fácil, Y ellos lo encuentran. Juegan, se recrean, disfrutan».
Pablo Rosal ha elegido la desnudez no como un discurso sino como una herramienta, lo elemental como una forma de revelación continua.