Centarios
La centenaria de uñas rojas
A sus 103 primaveras recién cumplidas, Angélica Vizcayo no ha perdido ni una pizca de su coquetería ni las ganas de jugar al parchís
A sus 103 años recién cumplidos, Angélica Vizcayo no ve la vida pasar. No. Para esta centenaria vecina de Sésamo (Vega de Espinareda) cada día es una aventura que hay que afrontar con optimismo y, sobre todo, con una sonrisa. También ayuda llevar las uñas pintadas de rojo, unas joyas a juego y echarse una gotitas de perfume. Sí, Angélica siempre ha sido una mujer coqueta y los años no le han quitado esa buena costumbre. Ayer hundió una vela más a la tarta y, aunque la pandemia ha impedido que pudiera celebrarlo con una gran fiesta temática, no le faltó compañía ni fuerza para soplar la llama. Siempre ha sido tan luchadora como coqueta.
Angélica nació un 1 de mayo de 1918 en Baralla (Lugo), pero con tal solo 11 años se fue sola a trabajar como asistenta en casas de «gente de bien», según ella los describe. No sabía ni leer ni escribir y allí lo aprendió. También se casó y formó su propia familia. Tiene tres hijas, seis nietos y nueve biznietos. «Mi bisa, la yaya, como nosotros la llamamos, es la persona más luchadora, cariñosa y risueña que conozco. Siempre ha sido un ejemplo de valentía y fortaleza. Nos ha enseñado a disfrutar de la vida demostrándonos que cada día que pasa es un regalo y hay que agradecerlo», explica una de sus biznietas, Arantza.
A sus 103 primaveras, Angélica Vizcayo sigue jugando al parchís y viendo partidos de fútbol. Es fiel al FC Barcelona. No perdona los paseos por el pueblo ni renuncia a la comida que le gusta. Tampoco a las flores. «Se gana a todo el mundo con solo una sonrisa», asegura su biznieta.