De la casa adosada a las torres sin hiedra, un repaso a los cambios en el parte más antigua de la fortaleza

Como ocurrió durante décadas con la muralla que daba a la calle Gil y Carrasco, en los muros del Castillo Viejo todavía se apoyaba en el año 2008 una vivienda que estropeaba la vista del conjunto medieval. Derribada la casa y las escaleras que le daban servicio, ha quedado el espacio necesario para instalar allí la pasarela con la plaza de la Encina prevista en el Plan Director, una construcción que quedó descartada en su momento. Más dudas generó la retirada de la hiedra que cubría el exterior del Castillo Viejo y que dotaba de personalidad a esa parte de la fortaleza. El dictamen técnico, sin embargo, ha sido claro: la hiedra, como pasó también con el Monasterio de San Pedro de Montes, era un problema y había que eliminarla. El Castillo Viejo recupera ahora un escalera exterior.