Conflicto laboral en LM Windpower
LM revienta y la mediación de la Junta pone un remiendo al diálogo
Los antidisturbios rescatan a la delegación empresarial de madrugada a las cinco horas de ‘asedio’ en la sede de Cat & Rest, apedreada tras levantarse la patronal de la mesa El comité achaca a «un grupo ajeno» los disturbios Once policía heridos leves La Junta convoca hoy a las partes en León
Llovieron piedras, y botellas, y hasta un bidón de gasolina, y un leño ardiendo. Cargaron los antidisturbios, como en los días de las huelgas mineras. Se sucedieron los gritos, los reproches, la desesperación. Y la mañana, cuando los bomberos ya habían apagado todos los contenedores incendiados y los peritos se disponían a evaluar los daños, dejó once agentes de Policía con algún tipo de contusión, una delegación empresarial que tuvo que salir escoltada del lugar donde se había reunido con la parte social —el establecimiento de catering Cat & Rest en la carretera de La Martina de Ponferrada, que pagó los platos rotos del conflicto laboral— y una enorme incertidumbre en la plantilla de mil cien trabajadores que fabrican palas eólicas en el polígono de La Llanada en Santo Tomás de las Ollas. Solo la mediación de la Junta de Castilla y León ofreció ayer tarde un atisbo de esperanza cuando convocó a las dos partes a una reunión a las 10.00 horas de hoy en la Delegación del Gobierno autonómico en León.
El conflicto de LM Wind Power por el despido colectivo de 393 trabajadores —la empresa estaba dispuesta a dejarlos en 370— estalló de madrugada después de que los representantes de la firma danesa se levantaran de la mesa y dieran por rotas las negociaciones sobre las nueve y media de la noche del martes, según les reprocharon los sindicatos, que les habían planteado un plan de viabilidad de la factoría por cinco años para garantizar que no habrá deslocalización. Convocados por redes sociales, los trabajadores en huelga improvisaron a continuación una sentada en la carretera de La Martina que comunica con la avenida de Portugal, uno de los accesos de Ponferrada, y los ánimos se encendieron.
Entonces sí, llovieron piedras, botellas, el bidón de gasolina, encendieron hogueras, quemaron contenedores, y con los cuatro representantes de la empresa en el interior del establecimiento todavía —el director de la planta, Jorge López, la responsables de Recursos Humanos, y dos abogados— junto al gerente de Cat & Rest, Manuel Rodríguez, dos conductores y dos agentes de seguridad privada contratados por la eólica, sin agua, sin luz, porque alguien las había cortado, y sin las cámaras de seguridad, boicoteadas; entonces sí, llegaron por fin los antidisturbios de la Unidad de Prevención y Reacción y aflojaron con una carga la presión —el «asedio», según lo definió Rodríguez— sobre el establecimiento de Cat & Rest. Era la una de la madrugada.
De nuevo pelotazos de goma, encontronazos, contusiones, como en los días del carbón. Hoy son de viento.
De nuevo los bomberos apagando contenedores quemados. Tensión entre trabajadores y agentes del orden y alguna que otra escaramuza. Y a las 3.11 horas de la madrugada —después de que este periódico accediera junto al gerente al interior del establecimiento de catering donde se habían refugiado los representantes de LM en una habitación sin ventanas a la luz de dos velas y comprobara que ninguno había sufrido daños físicos— llegó el momento en que un automóvil escoltado por la Policía sacó de Cat& Rest a los negociadores de la empresa. «Ha sido una vergüenza, una desfachatez, una chulería la forma en la que se han levantado de la mesa», decía el responsable comarcal de CC OO, Ursicino Sánchez. «Nadie quería esto. Es el peor final», se lamentaba Elena Macías, una de las trabajadoras más veteranas, mientras caminaba, desolada, hacia su coche y la carretera de La Martina, ahora sí, se despejaba.
A la luz del día, el comité de empresa difundió una nota para condenar «los actos vandálicos», desvincularlos de la plantilla y reiterar su disposición al diálogo tras la «ruptura unilateral» de la negociación por parte de la empresa. El comité atribuyó la violencia «a un grupo reducido, organizado y ajeno a la plantilla», según les habrían confirmado las fuerzas de seguridad. La Subdelegación del Gobierno confirmó solo en parte este extremo y el subdelegado Faustino Sánchez, reveló que once agentes resultaron heridos leves con alguna contusión. Sánchez pidió diálogo. Y lo mismo hizo el alcalde de Ponferrada, Olegario Ramón, que mostró «su enorme preocupación» por los disturbios y aunque insistió en que «comprende la difícil situación que están sufriendo los trabajadores» y apoya sus pretensiones laborales, no dejo de recalcar que «los actos violentos contra los bienes públicos y privados no tienen ninguna justificación y a la larga pueden ir contra los propios intereses de los trabajadores», Ramón, como también hizo en declaraciones a Radio Bierzo el presidente de la Diputación, Eduardo Morán, alertó del riesgo de deslocalización, sin dejar de advertir que «la situación es grave y se ha ido de las manos de todos los agentes implicados».
También la Federación Leonesa de Empresarios (Fele), primera fuente que adelantó a este periódico los planes de LM, emitió un comunicado para defender a Cat & Rest y exigir «el máximo respeto a la actividad empresarial», sin obviar su «respeto al derecho de huelga». Los actos vandálicos, afirmó la Fele en una not que no tuvo en cuenta la versión del comité de empresa «son actos impropios de los representantes legales de los trabajadores y no pueden justificarse». De ahí que pidiera, serenidad, diligencia y respeto. Algo que, si no se produce un cambio de viento que reconduzca la situación en la reunión que ha convocado la Junta en León, saltó por los aires en la madrugada de ayer.
Momentos de tensión a la salida de la dirección patronal. BARREDO
Llegada de los bomberos a los disturbios. ANA F. BARREDO
Los bomberos sofocaron el fuego en contenedores. CFC
Antidisturbios tomando posiciones de madrugada. CFC
3.11 horas, salida de la dirección de LM de Cat & Rest. AFB