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El paisaje berciano de la pizarra podría ser patrimonio de la humanidad

La Unesco ha reconocido las explotaciones y arqueológica industrial pizarrera de Snowdon, en Gales (Reino Unido), Patrimonio Mundial

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Ponferrada

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Hoy, a nadie le causa extrañeza que las minas de oro romanas de Las Médulas sean un atractivo turístico mundial. Como es sabido, su paisaje y huella industrial bimilenaria ha sido declarada por la Unesco como un bien Patrimonio de la Humanidad.

No muy lejos de los picachos rojizos de Las Médulas —por los montes de los municipios de Puente de Domingo Flórez, Benuza o Encinedo— se alza hacia el cielo y en dirección a las entrañas de la tierra otro imponente paisaje de canteras de pizarra que —¡Quién sabe!— podrían ser algún día declaradas igualmente Patrimonio de la Humanidad.

Si a alguien le sorprende esta última frase debe saber que los ingleses ya se han adelantado y han logrado que la Unesco declare Patrimonio de la Humanidad el paisaje pizarrero, con su huella industrial, situado en el condado de Gales, al noroeste del Reino Unido.

Se trata del macizo montañoso de Snowdon, un territorio que se prolonga desde las cimas de estas montañas pizarrosas hasta la orilla del mar, donde fue explotada la pizarra de forma parecida o como la que ahora se elabora en el Bierzo y la Cabrera. La zona de pizarras de Snowdon alberga las montañas más altas de Gales. Aquí hay canteras y es apreciable la transformación del paso del tiempo y la mano del hombre. Todo en un entorno rural tradicional, similar al de la provincia de León, pero lógicamente en otras latitudes del continente.

Precedente
Los ingleses ya han sentado el precedente histórico de conservación de las canteras de pizarra

Con estos precedentes, con el recién estrenado título para estas canteras británicas como Patrimonio de la Humanidad, las canteras que hoy vemos por encima y por debajo de los pueblos bercianos y cabreireses de San Pedro de Trones, Puente, Benuza, Sigüeya, Silván, Sotillo, La Baña y un largo etcétera de localidades próximas, todo esto podría llegar a ser con el tiempo un paraje de interés turístico. Los ingleses ya lo han hecho.

La Unesco ha decidido reconocer como Patrimonio de la Humanidad, y por tanto preservar para las generaciones venideras, seis componentes de este macizo montañoso de Snowdon. En él se integran para conservarlos como Patrimonio Mundial de la Humanidad los yacimientos originarios de pizarra conservados, las canteras explotadas hasta nuestros tiempos, así como las minas, las edificaciones, su arqueología industrial, los puertos de salida del material y todo lo que tenga que ver con el procesamiento y elaboración de manufactura industrial de la pizarra.

El reconocimiento de la Unesco a las canteras de pizarra de la zona de Gales formó parte de una lista de otros 36 puntos repartidos por todo el mundo. Por ejemplo, los pórticos de Bolonia, en Italia; las mezquitas de estilo sudanés en el norte de Costa de Marfil o el asentamiento y momificación artificial de la cultura Chinchorro, ubicada en la región de Arica y Parinacota, entre otros.

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La maquinaria de hoy en día será arqueología industrial. L. DE LA MATA

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Paisaje bimilenario dejado por la mina de oro en Las Médulas. L. DE LA MATA

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Cantera de pizarra de bancal invertido. DL

El primer ministro británico, Boris Johnson, puso de manifiesto en la defensa de esta candidatura industrial, y que luego recibió el apoyo de la Unesco, que el paisaje de pizarra de esta zona de Gales se trata de «un área de notable singularidad y belleza impresionante». Ya había sido propuesta como candidata del Reino Unido en el 2018, y ahora lo conseguía tras la reunión del comité de expertos de la Unesco, que puntuaron todas las candidaturas en un encuentro celebrado a finales del pasado mes de julio en China.

Esta zona inglesa se hizo famosa por sus exportaciones de pizarra a medio mundo. Lo hicieron especialmente entre 1789 y 1940 y se centró especialmente en la zona de Gwynedd. Los ingenieros de aquella idearon una serie de artilugios y sistemas de explotación industrial, que hoy forman parte del atractivo que ha reconocido la Unesco. Especialmente importante fue esta pizarra durante los años de la Revolución Industrial. También figuraba una importante infraestructura ferroviaria, con la peculiaridad de situarse en la alta montaña.

Esta zona de Gales llegó a tener a finales del siglo XIX, en la década de 1890, a más de 17.000 personas trabajando en las canteras de pizarra. Sus archivos, y que se han entregado a la Unesco para su valoración, indican que movían al año de aquella unas 485.000 toneladas de pizarra.

El ejemplo aurífero
La huella dejada por los romanos en la explotación del oro de Las Médulas ya es Patrimonio Mundial

Con estos precedentes, aunque hoy a nadie en el Bierzo y en la Cabrera se le pasa por la cabeza solicitar ya la declaración de Patrimonio de la Humanidad para las canteras de pizarra, el precedente histórico del Reino Unido para estos paisajes ya está ratificado con el importante reconocimiento de los expertos que trabajan para la Unesco. Los ingleses les vendieron a la Unesco que ya desde los siglos XVIII, el XIX y mediados del XX, su pizarra cubrió techumbres de todo el mundo. Esta misma afirmación podría también hoy ser defendida en parte por las canteras de pizarra asentadas en la provincia de León y sus zonas limítrofes gallegas de Valdeorras o las zamoranas de Aliste, con algo también por la provincia de Segovia. La pizarra del Bierzo y la Cabrera llega hoy en día a todos los países del mundo. Es un producto que se ha revalorizado por sus peculiaridades de piedra natural y también, sin duda, está dejando su huella industrial, como lo hicieron en su día los romanos con la extracción del oro de Las Médulas.

Además de la protección del paisaje industrial galés, se incluyen otros aspectos históricos y también, si se quiere, curiosos. Así, por ejemplo, existe una cantera de pizarra en Glan Rhonwy, que ocupa una superficie de dos campos de fútbol y fue utilizada por los ingleses como almacén secreto de municiones durante la Segunda Guerra Mundial y utilizado como depósito del gas nervioso capturado a los alemanes.