El Día de Todos los Santos

Primer puente del curso escolar, en realidad de todo el ruedo ibérico, en homenaje a todos aquellos que se fueron y ya nunca volverán. Lo celebramos el día uno de noviembre, cuando en realidad la fecha dedicada a nuestros quereres fenecidos corresponde al día dos del mismo mes: el día de los difuntos. Porque existen familiares y amigos en el otro barrio cuya santidad resulta cuando menos discutible, bueno también existen santos polémicos en su misticismo y milagrosidad, pero cierto no cabe duda que este empalme de tres días de fiesta se convierten en unas mini vacaciones milagrosas. Desde los altos mandatarios de educación, porque de esta manera se diluirá un poco el sopapo que los alumnos de secundaria les han atizado esta semana con la razonadísima huelga general; los universitarios mimosos, porque pueden escaparse a su casa y degustar comidas de madre; los padres padrísimos porque disfrutarán más de sus retoños...Además, por si esto fuera poco seguro que reponen El Don Juan Tenorio de Zorrilla. Un clásico de la dramaturgia natural que relata los devaneos de machito español y su enamoramiento. Don Juan, lo que se dice Don Juan, quedan pocos por estos lares si es que alguna vez los hubo y para las corrientes más feministas representa el machismo más retrógado y olvidable de la España negra y cañí que tanto se proclama como desaparecida y que muchos todavía la vemos muy presente por doquier. Sin embargo, uno, cree que Don Juan representa la galantería, el flirteo y la constatación de que cualquier varón, por muy gallito que se crea, siempre caerá bajo las garras del amor para convertirse en un perrillo hipnotizado. Vamos que al oír tales acusaciones hacía tan maravillosa historia de amor uno duda que quienes las realizan conozcan la obra. Convendría que todos aquellos/as que critican el Tenorio, aprovechando la coyuntura, se acerquen hoy hasta el Teatro más próximo y disfruten de tan emocionante como humanísima representación de una historia de amor que bien podría ser actual. Porque las emociones no conocen de épocas ni de años y seguro que todos conocemos de individuos (por no hablar de nosotros mismos) con vergonzosos comportamientos por amor/desamor. Sin ir más lejos, hay un individuo por el Campus de Ponferrada cuyas acciones provocan la vergüenza ajena. Que está enajenado, dicen unos; que es un idiota manifiestan otros. A todo esto llega el enterado de turno y explica: "No, bueno, no. A mí me contó el otro día que es que le ha dejado la novia". Verdaderamente, si alguien intenta adivinar a quien me refiero seguro que le salen por lo menos una decena de nombres y en ese plan...