Atrapado por el volcán que ha fotografiado 6.000 veces

Pocos días después de que el volcán Cumbre Vieja entrara en erupción el 19 de septiembre, el fotógrafo berciano Santi Leonardo viajó a La Palma. Lo hizo para reconocer el terreno y localizar los puntos clave para la toma de imágenes. Desde entonces, ha vuelto dos veces más con clientes que contratan los servicios de la empresa especializada en turismo de observación y fotografía de la naturaleza para la que trabaja, Wildwatching Spain. El último vuelo en dirección a la isla lo cogió el sábado con la previsión de regresar a casa el lunes, pero allí sigue, atrapado por el volcán al que ha retratado 6.000 veces, porque 6.000 son las fotografías que calcula que ha hecho en los tres viajes.

La nube de ceniza que cubre La Palma es la causante de la cancelación de los vuelos. La compañía aérea corre con todos los gastos derivados de la prórroga de la estancia allí y el vuelo de vuelta siempre que el cliente acepte la reubicación propuesta. Lo que no costea es el traslado hasta el aeropuerto de Tenerife Norte si cruzar en ferri hasta la isla vecina acaba siendo la única opción para salir. Es lo que le ha pasado a las tres personas que contrataron los servicios de este fotógrafo para el puente de Todos los Santos. A él, en cambio, le han reubicado en un vuelo que sale mañana a las 19.30 horas en dirección Madrid si el Cumbre Vieja lo permite.

Mientras, Santi Leonardo sigue haciendo fotos del volcán que ha cambiado la orografía y la historia de la Isla Bonita. Ya cuenta con la experiencia previa del Fagradalsfjall, aunque en Islandia la situación fue muy distinta. «El volcán estaba apartado, en una zona deshabitada y allí te podías pegar a la colada de lava tanto que no aguantabas el calor que desprendía. Aquí hay un perímetro de seguridad bastante grande y la distancia mínima a la que podemos estar es de unos dos kilómetros», relata desde el hotel de Santa Cruz de La Palma en el que está alojado.

En la imagen tomada estos días pueden verse varias de las bocas del volcán Cumbre Vieja de La Palma. SANTI LEONARDO

SANTI LEONARDO

El ruido del volcán es lo que más le impresiona. «Es como vivir en una tormenta continua», explica. Y en los últimos días también ha notado la severidad de los temblores, algo que en las dos visitas anteriores no llegó a percibir. La ceniza que lo entierra todo es otra de las imágenes grabadas en su retina. «Los palmeros tienen que limpiar todo un día sí y otro también».

Entre el primer y este último viaje las cosas han cambiado mucho. Buena parte de los miradores y lugares de observación son ahora inaccesibles y los que hay están «masificados», especialmente durante el puente. «Fletaron autobuses lanzadera desde Santa Cruz hasta los principales puntos que permiten ver el volcán y ha sido muy complicado moverse. Ha habido muchísimo tráfico hasta ayer. A las once de la noche ya prácticamente no se veían coches».

Ni él, ni su compañero Néstor Rodan, ni los grupos de turistas con lo que ha viajado han tenido problemas. «Nosotros no venimos a fotografiar las desgracias, sino la naturaleza en estado puro. Respetamos a los vecinos de La Palma en todo momento y colaboramos con ellos siempre que sea posible», apunta el fotógrafo berciano. Esa ayuda ha pasado a veces por utilizar sus objetivos para comprobar si la lava había alcanzado ya la casa de algunos vecinos.

El amanecer, el atardecer y la noche son los momentos idóneos para tomar imágenes del Cumbre Vieja. En las horas centrales, lo que se ve es humo y Santi Leonardo aprovecha para explorar la isla. En cuestión de horas confía en volver a casa, en Toreno, pero su regreso a La Palma es también cuestión de poco tiempo, porque el turismo fotográfico está en auge.

Dos fotografías que reflejan la fuerza del volcán que ha cambiado la vida en la Isla Bonita. S. LEONARDO