Un grupo de toxicómanos amedrenta a los usuarios de la estación
La parada de la droga
Sangre en los baños, robos, amenazas, extorsión. Estas son algunas de las situaciones a las que tienen que enfrentarse cuantos trabajan o utilizan cada día la estación de autobuses
Los comerciantes de la estación de autobuses han denunciado la pasividad de la Policía Nacional y del Ayuntamiento de Ponferrada en la situación de delincuencia generada por un grupo de toxicómanos que cada día utiliza este lugar como si de una narcosala se tratara. Uno de los responsables de la estación comenta que nunca son menos de seis y, en ocasiones, hay hasta veinte personas, que mantienen en un estado de miedo constante a viajeros y comerciantes. Algunos de ellos considera que la situación se ha vuelto insostenible. «Hay tirones día sí y día también, amenazas continuas, robos y escenas que te hielan la sangre», comenta uno de ellos. Los toxicómanos adquieren la droga en la misma estación y se la inyectan en los servicios públicos, con el consiguiente peligro para los ciudadanos. «Las señoras de la limpieza se ven obligadas a limpiar la sangre y a retirar jeringuillas más de una vez al día», afirman. Los comerciantes acusan a la Policía Nacional y al Ayuntamiento de desentenderse del problema, de inhibirse y no querer asumir su responsabilidad. «Se protege al delincuente, no a quien paga sus impuestos», denuncia uno de ellos. Además, critican que la policía les pone en peligro frente a los drogadictos. «La misma policía les dice a los drogadictos que nosotros les llamamos para que no les permitan seguir en la estación», se quejan. Uno de los consultados sugiere que es más cómodo para la administración mantenerlos en un lugar como la estación, donde están más o menos controlados y fuera de la ciudad. «Si yo fuera el padre de uno de los niños que tiene que viajar en autobús, no le permitiría pasar por esta estación. El otro día, sin ir más lejos, uno de los toxicómanos se encaró con un viajero y le dijo que no quería volver a verle por aquí. Eso no se puede permitir. Sobre todo, cuando después ves a la policía contemporizando con ellos e invitándoles a tabaco», denuncian. Desde la presidencia de la estación se han cursado sendos escritos a la Subdelegación del Gobierno explicando la situación, que se prolonga desde hace casi 17 años, y describiendo algunas de las situaciones de delincuencia generadas por este grupo de personas. La primera se envió en el mes de febrero, y se detalla un episodio de agresión contra un trabajador de la cafetería. La administración no ha dado ninguna respuesta.