«Para comprender este programa hay que visitar los orfanatos»

Camino y Jorge están ligados al plan de acogimiento familiar desde el año 2000. Hasta el momento, este joven matrimonio -los dos rondan la treintena- ha acogido a tres bebés en su familia. -¿Quién dio el primer paso para acoger un niño? -Fui yo, -contesta Camino-. Siempre había querido hacer algo por la infancia, pero cuando trataba de ayudar, lo único que me reclamaban era dinero. Cuando oí hablar de esta iniciativa no me lo pensé; llamé y me inscribí sin hablar con Jorge. Siempre he pensado que todos debemos asumir nuestra responsabilidad en la sociedad. Es muy fácil hablar y quejarse de la situación de los niños, incluso dar dinero y olvidarse. ¿Sabes qué es lo que me molesta mucho? La gente que te dice: «¡Hay, qué labor hacéis, tenéis el cielo ganado!». Pero cuando les hablas de que se sumen al plan, te contestan con evasivas. -¿Cuánto tiempo ha durado cada uno de los acogimientos? -El que más tiempo pasó con nosotros fue el primero, que estuvo durante tres meses. Los otros dos cerca de mes y medio. -Una de las cosas más difíciles debe ser separarse del niño. ¿Cómo afectó a la familia? -Nosotros tenemos dos hijos, y fue a ellos a los que más les costó hacerse a la idea, porque era ya como un hermano. La niña fue la que peor lo pasó. Tuvimos que estar encima de ella ayudándola. Sí, la verdad es que no es un plato de gusto. Para mí -habla Joaquín- fue muy traumático, pero todos sabemos lo que hay. -¿Qué destacarían como positivo para el niño y la familia? -Primero porque se les enseña que hay cosas que se pueden hacer por los demás. Además, es un buen modelo de aprendizaje, porque se dan cuenta de que hay personas que tienen menos que ellos.