La presunta coautora dice que ayudó a arrojar a Esperanza Digón al Bárcena porque Fonteboa la amenazó
El acusado del crimen del pantano asegura que el disparo fue fortuito
El principal inculpado en el crimen del pantano de Bárcena, Roberto Fonteboa, reconoció en la primera sesión del juicio que se celebra en la Au
Las contradicciones marcaron la primera sesión del juicio con Jurad Popular contra Roberto Fonteboa y Nieves Lama, acusados de ponerse de acuerdo para asesinar a Esperanza Digón en la madrugada del 17 al 18 de agosto del 2000. Según el fiscal, la mujer recibió un disparo en el cuerpo antes de sufrir un intento de estrangulamiento y fallecer ahogada, tras ser arrojada al pantano de Bárcena dentro de una alfombra, sujeta por una cuerda a la altura de los pies y de la cabeza. Fonteboa, que mantuvo una turbulenta relación sentimental con la víctima desde 1999, con la que llegó a tener una hija, defendió ante el juez su inocencia. Según explicó, había encontrado en la calle una pistola del calibre 635, «y sin un motivo especial aquella noche», dijo, se colocó el arma sobre la pierna derecha mientras conducía el Renault 12 en el que también viajaban Digón y Lama. Su novia se apeó del turismo, aunque no explicó por qué, y al intentar alcanzarla con el coche porque era de noche (en torno a la una de la madrugada) se disparó «accidentalmente la pistola al guardarla en el parasol». La joven cayó al suelo, pero como no vio sangre decidió trasladarla a su casa, «que está a cinco minutos», manifestó. Lo paradójico es que ni avisó a un médico o a la policía. Se limitó a envolverla en una alfombra y a sujetarla con unas cuerdas en los pies y en el cuello «para que no se moviera en el vehículo», dijo, y la arrojó al pantano de Bárcena impulsado por las sugerencias de Nieves Lama, que ejerce sobre él «una gran influencia», según manifestó. Fonteboa realizó todo el relato de los hechos con un tono de voz bajo y demostrando poca convicción. No supo explicar por qué no alertó a la policía o a los familiares de la víctima, por qué se deshizo de Esperanza Digón y de sus efectos personales o por qué mintió a los agentes al negarles que hubiera visto a su novia. Lacónicamente expresó que tras el disparo ni reaccionó hasta el día siguiente, «aún hoy no me lo explico». Lo único que reconoció es que sus actos fueron «graves». La otra acusada en el crimen, Nieves Lama, ofreció una versión diferente de aquella fatídica noche. Según puso de manifiesto, Roberto Fonteboa la llevaba en coche todos los días al trabajo en el mesón Las Cuadras de Ponferrada, porque ella vivía en Villamartín. Aunque no era amantes, según dijo, se tenían cariño y tomaban copas juntos. El 17 de agosto del 2000, Fonteboa se olvidó de irla a recoger por la noche y decidió marcharse con dos compañeras al bar Naraya, desde donde le llamó para que la llevara a casa. Él se presentó, la dejó junto al hotel de Villamartín y se marchó con Esperanza en el coche. Lama también afirmó que desconocía que el joven tuviera un arma y que no presenció el disparo. Si se vio envuelta en el suceso fue porque el hoy acusado la fue a buscar a su casa después para pedirle ayuda. «Cuando bajé al coche -manifestó- me señaló el asiento trasero y me dijo que era Esperanza muerta, así que o le ayudaba o me hacía lo mismo a mí y a mi familia». Los acusados, en una pensión Así, llegaron, según ella, al pantano, pero no pudo arrastrar a la víctima «porque estaba muerta de miedo y me fallaron las fuerzas». Sin embargo su explicación se vino abajo al demostrarse que esa noche y los dos días siguientes Nieves Lama no había estado en su casa, sino en una pensión que compartió con Fonteboa. Los abogados de la acusación señalaron la contradicción de asegurar que sentía miedo hacia Roberto, porque la había amenazado de muerte, e irse dos días con él a compartir habitación. Ambos se enfrentan a una petición de pena de 17 años por asesinato. Además, para Fonteboa el fiscal pide tres años de reclusión por tenencia ilícita de armas.