Quinta jornada
Más de 4.000 personas respaldan la Marcha Blanca en su llegada a meta
El Bierzo y Laciana lo han vuelto a hacer. Unidos. Sin fisuras. Caminando juntos. Sus gentes volvieron a demostrar ayer que la fuerza sigue intacta, como cuando eran los mineros quienes tiraban del carro de la reivindicación. Cinco días después de que 250 mujeres y hombres partieran a pie de Villablino para reclamar una sanidad digna, la Marcha Blanca llegó a Ponferrada. Y ya no fueron 250, sino más de 4.000 las personas que rodearon el Hospital El Bierzo —que es también de Laciana— reclamando lo que les corresponde, que no es la «compresión» a la que apeló la gerente del área sanitaria hace unos días, sino una asistencia de calidad. Eso se cansaron de gritar ayer los marchantes y los manifestantes que les estaban esperando a pie de calle en la capital berciana.
A las 9.00 de la mañana salió la marcha de Cubillos del Sil, el punto de partida de la última de las cinco etapas programadas. Y poco antes de las 11.00 horas estaba entrando ya en Ponferrada. A la altura del cuartel de la Guardia Civil, en la avenida de Asturias, les estaban esperando alrededor de 400 personas que aguardaron su llegada desde las 10.00 de la mañana. Entre vítores, aplausos y haciéndoles un pasillo. Así recibió Ponferrada a los lacianiegos y bercianos que desde el lunes fueron engrosando la marcha que corrió por el valle del Sil. «¡Viva Laciana!» y «¡Viva el Bierzo!». Así respondieron los que llegaban a las aclamaciones de quienes esperaban. Y de fondo sonó En el pozo María Luisa . No podía ser de otra manera.
A medida que la Marcha Blanca avanzaba —primero por las calles de Ponferrada y, después, atravesando Cuatrovientos y Fuentesnuevas hasta llegar al hospital— la comitiva fue creciendo. La gente agolpada a ambos lados de la calzada iba alargando la cola y llegaron también los autobuses que habían sido fletados por varias juntas vecinales de Laciana. Todos. Unidos. Sin fisuras. Caminando juntos en dirección al hospital, también al ritmo del Canto a la libertad de José Antonio Labordeta. Pocos minutos después de las 13.00 horas, la pancarta de cabecera se plantó frente al acceso principal del centro sanitario. De nuevo aplausos. De nuevo gritos de reivindicación. Pero esta vez, muchas batas blancas, sanitarios y personal del hospital que salieron a la calle para aplaudir. También desde las ventanas.
«¡El Bierzo y Laciana unidos, jamás serán vencidos!». Este fue el mensaje que sonó más fuerte en el recorrido que la Marcha Blanca realizó alrededor del hospital y que recordó a los ‘abrazos’ que años atrás también congregaron a miles de personas por la misma causa. Ha pasado el tiempo pero el discurso es el mismo y eso es, precisamente, lo que más cansa a los bercianos y a los lacianiegos, que se sienten ciudadanos de segunda con consultorios locales cerrados, sin médicos suficientes ni en el hospital ni en los centros de salud; soportando largas lista de espera para intervenciones quirúrgicas y pruebas diagnósticas... Y clamando, año tras año, por que los enfermos de cáncer no tengan que desplazarse hasta León para recibir radioterapia. Sí, el mensaje sigue siendo el mismo. Parece que el tiempo no pasa, pero pasa lo contrario. Y todo se ha agravado con la pandemia, lo que para muchos es una excusa.
«Seguimos igual que al principio de la pandemia y nadie nos hace caso», relató el alcalde Igüeña, Alider Presa. Sus vecinos fueron los últimos en protagonizar una manifestación en defensa de la sanidad en Ponferrada el pasado mes de octubre, cercados por consultorios cerrados y obligados a desplazarse varios kilómetros para recibir asistencia. Ayer ellos también formaron parte de una marcha que no es más que el origen de una lucha que no se detiene aquí. Al menos así lo aseguraron desde la Plataforma de Defensa de la Sanidad Pública del Bierzo y Laciana, encargada de la organización.
Estuvo la gente, estuvieron los sindicatos, estuvo la clase política. La respuesta social desbordó las previsiones. Calculaban reunir a alrededor de 2.000 personas, pero fueron el doble. «El movimiento no va a parar hasta que se muestre la voluntad política de garantizar lo que hoy se reivindica, una sanidad pública», dijo el responsable provincial de la rama sanitaria del sindicato CSIF, Carlos Javier Reguera.
Hay temor a que el cambio de gobierno en las Cortes de Castilla y León empeore la situación y también eso quedó patente. El nombre del presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, fue el más repetido a la hora de exigir soluciones y compromisos. «Los que dicen que tenemos la mejor sanidad de España es porque no conocen la realidad de estas comarcas», aseguró el presidente del Consejo Comarcal del Bierzo, Gerardo Álvarez Courel, que también se integró en la comitiva. «La falta de atención sanitaria es total», sentenció. Y le bastó con echar un ojo a su alrededor para comprobar que miles de personas piensan lo mismo.
Sobrecarga de trabajo, estrés, ansiedad y agotamiento. Así están los sanitarios del Bierzo según sus propias palabras. Ellos también marcharon en defensa de la sanidad y sufren, como los pacientes, las carencias que hay en las comarcas que se han vuelto a poner en pie. La falta de médicos y otros profesionales sanitarios sigue siendo el problema más grave. Vacíos que tienen que cubrir los que hay y a ese sobreesfuerzo hay que sumarle una pandemia.
Cinco días y más de setenta kilómetros después, la Marcha Blanca llegó a Ponferrada y, ya frente al hospital, representantes de la Plataforma de Defensa de la Sanidad Pública del Bierzo y Laciana y la concejala de Sanidad de Villablino, Pilar Carrasco, se encargaron de dar lectura a un manifiesto que expresaba por escrito el sentimiento de todos los allí presentes. En todo momento mirando hacia Valladolid, donde esperan se recibidos. «Estamos fuertes y unidos para que nos reciban y nos den respuesta», dijo la edil de Villablino.
«Una vez más gritamos que no nos rendimos. Estamos dando una lección de lucha y de dignidad», subrayó la portavoz en el Bierzo de la plataforma convocante de la acción de protesta, Pilar Martín Coruña, que también volvió a pronunciar el mítico «¡Aquí están, estos son...!» antes de denunciar el desmantelamiento al que está siendo sometida la sanidad pública por parte de quienes —criticó— deberían defenderla.
ANA F. BARREDO
ANA F. BARREDO
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