Diario de León

Fabero recuerda al filósofo y humanista Eloy Terrón

El presidente de la Fundación 1º de Mayo, Fernando Lezcano, Rogelio Blanco y Mari Paz Ramón, mañana en un coloquio sobre el intelectual

Eloy Terrón Abad, en los años 80 en la Complutense. DL

Eloy Terrón Abad, en los años 80 en la Complutense. DL

Ponferrada

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Filósofo, humanista, intelectual y luchador antifranquista. Labrador, herrero, electricista, mecánico minero. Antropólogo, traductor, investigador, profesor en la estela de la Institución Libre de Enseñanza. Y aún más. Hermano de guerrillero, voluntario en el Ejército Popular republicano, soldado de intendencia en el bando equivocado, porque no le quedó más remedio. Hijo de campesinos. Hijo de Fabero.

Todo eso fue a lo largo de su vida Eloy Terrón Abad (1919-2002), el intelectual «comprometido con el antifranquismo y con la causa de los trabajadores y las trabajadoras» al que el sindicato Comisiones Obreras y el Ayuntamiento de Fabero rendirán mañana homenaje al cumplirse veinte años de su fallecimiento y como cierre de los actos del 60º aniversario de las huelgas mineras de 1962 que propiciaron el renacimiento del sindicalismo todavía en los años de la dictadura. Un café coloquio con Fernando Lezcano, actual el presidente de la Fundación 1º de Mayo que Terrón llegó a presidir, con el escritor y exdirector general del Libro Rogelio Blanco, y con la alcaldesa de Fabero, Mari Paz Ramón, recordará a las 19.00 horas en el Salón del Hogar del Pensionista de Fabero la figura de un hombre de origen humilde que, a pesar de ser hermano de un guerrillero condenado en Consejo de Guerra (César Terrón) logró licenciarse en Filosofía y Letras; se relacionó con el movimiento poético de la revista Espadaña junto a Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y Antonio de Lama; fundó una Academia en Cacabelos a la que llamó con el nombre de Gil y Carrasco y donde siguió los preceptos de la Institución Libre de Enseñanza; fue profesor de Bachillerato en Madrid, y después profesor de Filosofía en la Universidad Complutense. Y allí fue cuando en 1965 renunció a dirigir la cátedra del profesor expulsado por el régimen López Araguren.

Desterrado a una localidad de Badajoz, Eloy Terrón dedicó su tiempo a investigar la cultura campesina en un libro que tituló Los trabajos y los hombres. Y readmitido como profesor de la Cumplutense después de 1977 tras la petición de un centenar de docentes, dio clase en la Facultad de Ciencias de la Información hasta 1986 y acabó presidiendo la Fundación 1º de Mayo y recibiendo en 1988 la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Y esto decía de él Rogelio Blanco en 2004 en Diario de León: «Un berciano cargado de bonhomía, modesto y bondadoso, intelectual socrático del pueblo, habitó en el planeta Tierra bajo la fuerza del diálogo y el respeto del hombre. Fue un intelectual comprometido que usó su poder al servicio del pueblo». Y quizá por eso, recordaba Blanco, sus cenizas fueron esparcidas en el monte de Fabero donde jugaba de niño.

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